sábado, mayo 25, 2024
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Pacto en el País Vasco

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El Partido Popular presidirá el Parlamento vasco y Patxi López ocupará el cargo de lehendakari, he aquí los pilares del pacto de gobierno y legislatura con el que socialistas y populares van a impulsar un cambio histórico en el País Vasco después de casi treinta años de absoluto dominio del PNV y del catastrófico mandato de Juan José Ibarretxe. El que no sólo fue incapaz de ser el lehendakari de todos los vascos, sino que se ha apoyado en el brazo político de ETA para intentar, infructuosamente, la reforma soberanista del Estatuto de Gernika y un referéndum ilegal de autodeterminación.

El acuerdo inicial entre el PSE y el PP se extiende también a las políticas económicas, de educación y seguridad, como los puntales de un pacto que puede tener todavía un largo recorrido porque falta por ver qué ocurre con las consejerías del Gobierno y también qué pasará en Álava, donde el PP es el partido más votado y debería contar con el apoyo socialista para lograr la presidencia y el control de la Diputación foral alavesa, como parece lógico y en menoscabo del PNV.

Sobre todo una vez que Patxi López se ha convencido, en contra de lo que pensaba en un principio, que su Gobierno se asentará sobre una coalición con el PP y que sus pretensiones de hacer concesiones al PNV -se pensó incluso ofrecer la presidencia de la Cámara vasca- no facilitaban el acuerdo con el PP sino todo lo contrario. De la misma manera que el PP ha sabido, también, rectificar su entreguismo inicial al PSE para, finalmente, exigir la posición de poder y responsabilidad que le corresponde en la legislatura.

Estamos, pues, ante un principio de acuerdo importante, aunque todavía hay muchos asuntos por negociar y pactar entre los dos partidos que cuentan con la mayoría del Parlamento vasco, y a los que deberían sumar, o añadir, al partido UPyD de Rosa Díez, por mucho que ello moleste a los socialistas, porque en lo esencial este partido, que cuenta con un diputado, está en clara sintonía con el núcleo central del pacto hallado entre PSE y PP, y también porque la exigua mayoría parlamentaria del futuro gobierno de López será más sólida y estable si también cuenta con UPyD, evitando, por ejemplo, que una enfermedad o una ausencia ponga en peligro una votación crucial. Y finalmente porque estamos seguros de que la base social y ciudadana de la nueva mayoría vería con muy buenos ojos este reforzamiento político.

Las negociaciones entre el PSE y el PP van bien, la expectación que están despertando dentro y fuera del País Vasco es muy grande y ello les obliga a los políticos a entenderse y actuar con la mayor diligencia. Y sin renunciar a nada de lo que les corresponde, como lo hizo el PNV en los últimos años de manera implacable, nepotista -ocupando todos los cargos públicos que estaban a su alcance-, y muchas veces sectaria y discriminatoria. Llegando a favorecer, en muchas ocasiones, al brazo político de ETA, como lo hemos visto en la última decisión de Ibarretxe concediendo financiación pública a las familias de los terroristas vascos encarcelados, lo que habrá de rectificar el nuevo Gobierno de López a la primera oportunidad, como lo ha prometido el PSE.

Y buena prueba de que las cosas van bien y se están haciendo muy bien en el País Vasco es que el PNV, pasado el sofocón inicial por la pérdida del poder, empieza a sumir su derrota y, una vez que se consume la llegada de López a la presidencia del Gobierno, empezaremos a ver el principio del fin de Ibarretxe y una profunda revisión de los postulados políticos que en los pasados años marcaron la deriva extremista de este partido, lo que incluirá la obligada renovación de los actuales dirigentes nacionalistas, al igual que ha pasado en EA y EB.

Finalmente, el pacto en Euskadi entre el PSOE y el PP constituye todo un ejemplo de reconducción de las grandes discrepancias de los dos partidos nacionales en un asunto de vital importancia para la unidad y la cohesión nacional. Y también una rectificación de Zapatero en lo que ha sido en los pasados años su política equivocada y demencial de concesiones a todos los partidos nacionalistas, incluso en cuestiones que afectan a la soberanía de la nación española, subido en el falso discurso de la «España plural» y de la nación «discutida y discutible».

También en el PP este acuerdo tiene consecuencias porque pone fin a las estridencias que en su día jalearon Jaime Mayor Oreja y María San Gil, y le da la razón a la moderación que han liderado Rajoy y Basagoiti, tanto en el País Vasco como en Galicia, lo que por otra parte le está abriendo al PP un nuevo camino de esperanza de cara a las elecciones europeas de junio y a las generales de 2012, que incluso se podrían adelantar si el PSOE sigue teniendo problemas en el Parlamento nacional.

Pablo Sebastián

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