viernes, mayo 24, 2024
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México, la guerra y Estados Unidos

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La cadena CNN la llama «la guerra en la puerta de al lado». Emite en varios días un largo reportaje sobre la situación en México y la batalla que el Gobierno azteca lucha contra la droga y la que libran entre sí los cárteles facinerosos. Dos afirmaciones inquietantes empiezan a aparecer en los medios estadounidenses: que el Estado mexicano, a pesar de la determinación del presidente Calderón, no controla un número creciente de ciudades, donde el hampa de la droga hace su ley, y la de que la violencia de México, con 6.500 muertos en el 2008 relacionados con la droga, la proliferación de secuestros…, acabará contagiando a las ciudades fronterizas de Estados Unidos. Sobre el primero se subraya que la paradoja está ahí, el presidente que con más denuedo y honestidad combate la droga ve la situación aparentemente empeorar.

El reportaje es alarmante, se admite en él que la corrupción conocida de diversos mandos y autoridades mexicanos comienza a correrse al lado estadounidense de la frontera, y las voces que piden que el Gobierno de Estados Unidos actúe enérgicamente en la frontera crecen. Hay algunos signos de que lo hará. Washington ha anunciado un aumento de efectivos en los puestos fronterizos y en la línea que separa los dos países, y Hillary Clinton se ha trasladado a la capital mexicana. Ha sido el tema estrella en sus entrevistas con los dirigentes mejicanos.

La secretaria de Estado, que tiene, por otra parte, un toro económico difícil de lidiar en la interrupción del permiso para que camiones mexicanos circulen por el interior de Estados Unidos, lo que ha encrespado a los vecinos del sur, ha pronunciado una frase que habrá deleitado a sus interlocutores: Estados Unidos tiene una corresponsabilidad en el drama de la droga al ser el principal consumidor del producto. México viene señalando que la responsabilidad de su vecino es patente en un aspecto, viene desplegando un considerable, aunque insuficiente, aparato policial, con máquinas con láser en la frontera, etc., para detectar la mercancía ilegal que trata de cruzar desde México. Sin embargo, hay un considerable pasotismo en dos cosas, en controlar lo que va del norte al sur, con lo que las armas que tienen los cárteles de la droga entran casi impunemente desde Estados Unidos, y en vigilar las operaciones de lavado de dinero de los hampones mexicanos. Muchas de ellas también se realizan en Estados Unidos.

El antiguo ministro de Exteriores mexicano Jorge Castaneda comenta que hacía 25 años que las relaciones entre los dos países no tenían un aspecto tan enmarañado y confuso. La droga, a pesar del esfuerzo de las dos partes, seguirá envenenándolas.

Inocencio Arias

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