lunes, junio 17, 2024
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Sainz se llevó el Dakar de coches más ajustado de la historia

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Apenas 132 segundos separaron al madrileño de su compañero de equipo, el qatarí Nasser Al Attiyah, quien opuso una resistencia feroz y no se rindió hasta que cruzó la meta.

Hasta el sábado, el final más apretado que constaba en los registros del Dakar databa de 2001, cuando la alemana Jutta Kleinschmidt se impuso por tan sólo 2 minutos y 39 segundos al japonés Hiroshi Masuoka.

El segundo Dakar en suelo latinoamericano prometía emociones fuertes y no defraudó. Si en motos ya se podía anticipar el triunfo del francés Cyril Despres a media carrera, la competición de autos estaba obligada a ofrecer suspense hasta el último suspiro.

Sainz partía como favorito en las apuestas previas al rally, después de quedarse con la miel en los labios el año pasado, cuando un accidente a tres etapas del final lo privó de una victoria cantada.

Sin embargo, la principal amenaza para el madrileño provenía de sus propias filas. Era Al Attiyah, que aterrizó en Volkswagen procedente de BMW con un estilo agresivo al volante y un inusitado dominio en las dunas.

El español aguantó el tirón inicial del galo Stéphane Peterhansel (BMW), quien por momentos pareció capacitado para batirse cuerpo a cuerpo con Sainz hasta que una avería en el coche durante la quinta etapa lo apartó de la lucha por el rally.

A partir de ahí, en pleno desierto de Atacama, empezó la pugna entre Sainz y Al Attiyah, con el madrileño siempre al frente mirando a su rival por el retrovisor.

Si el año pasado se hinchó a ganar etapas -consiguió 6 triunfos-, en esta edición se obsesionó con no cometer errores y, de la mano de su nuevo copiloto Lucas Cruz, mostró la fiabilidad de un reloj suizo.

El Dakar, doce meses después del último batacazo, parecía más cerca que nunca, pero Al Attiyah, que llegó a la marca de Wolfsburgo para pilotar un coche con opciones de triunfo, no iba a dar su brazo a torcer.

La batalla alcanzó su punto de máxima tensión durante la penúltima etapa, entre San Rafael y Santa Rosa, cuando, según Sainz, su rival lo golpeó con el automóvil mientras lo adelantaba y luego se puso a zigzaguear delante suyo para levantar polvo.

El qatarí negó esa versión, y acusó al español de impedirle el paso cuando circulaba como un tiro a mayor velocidad que Sainz.

En un clima enrarecido se llegó a la última jornada, con un trazado de 203 kilómetros en el que a Al Attiyah sólo le valía tirar como un demonio y esperar que a Sainz le sucediera algo.

El qatarí cumplió con su trabajo, pero esta vez Sainz no falló y se hizo con el anhelado triunfo, que lo convirtió en el primer español en ganar el Dakar al volante de un auto.

«No ha habido ni un problema. No hemos hecho ni una marca al coche, creo que hemos hecho un Dakar rápido pero a la vez inteligente, dijo Sainz, satisfecho, al final del rally.

Polémica en motos

En la categoría de motos, este Dakar será recordado por el tercer título del galo Cyril Despres (KTM) y por la polémica y ejemplar penalización de seis horas impuesta al español Marc Coma por, supuestamente, cambiar el neumático trasero de su moto durante la séptima etapa.

La que debía ser una apasionante lucha entre los dos mejores pilotos del momento derivó en un monólogo de Despres desde las primeras de cambio, donde la gran incógnita se convirtió en saber quién lo acompañaría en el podio de Buenos Aires.

Los problemas mecánicos, de neumáticos y las penalizaciones machacaron a Coma, quien llegaba a la prueba con la ilusión de revalidar la corona conseguida el año pasado con una autoridad aplastante.

Pese a ello, el catalán fue avanzando a trancas y barrancas hasta la séptima etapa, cuando estalló el escándalo del cambio de rueda.

Despres encendió la mecha de la polémica, cuando acusó a Coma de haber cambiado el neumático durante un tramo neutralizado del recorrido. El galo, muy alterado, llamó la atención de las cámaras de televisión y advirtió a otros pilotos de la fechoría cometida por el «tramposo» catalán.

Los comisarios de carrera decidieron actuar de oficio e investigar lo sucedido. Tras horas de reuniones y encuentros decidieron que Coma era culpable, aunque no había ninguna prueba directa que lo incriminara.

Se basaron en las imágenes de televisión, donde decían que la rueda parecía demasiado nueva, y en la señal de GPS del piloto, que se había detenido en un punto donde supuestamente había una caseta, aunque el piloto siempre argumentó que se paró para hacer sus necesidades.

Las explicaciones del catalán no sirvieron para nada y los comisarios fueron implacables en asegurarse de que no pudiera pelear por el título.
Despres siguió a lo suyo y se aseguró su tercer título en los últimos cinco años. Coma, ya piensa en el año que viene.

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