jueves, mayo 23, 2024
- Publicidad -

Una reacción ciudadana

No te pierdas...

El pasado puente he visto la televisión más de la cuenta. Más que un síntoma de la enfermedad nacional, la ínfima calidad de los programas que producen y emiten los canales españoles son un reflejo de nuestra depauperada realidad social. Que Belén Esteban se haya convertido en la gran diva hispánica y su vida y milagros en objeto de debate constante en dos de las principales cadenas dice mucho de lo poco en que consistimos. Que la Sexta, gran proyecto gubernamental y adalid del progresismo del absurdo que impera en lo superficial, sea la responsable de engendros como Generación Ni-Ni -un reality donde no sólo se producen agresiones sexuales que no se denuncian, sino que encima se emiten sin complejos por esa cadena que va de feminista y aperturista- muestra claramente la clase de hipocresía que gobierna el país.

En esta columna he dicho en numerosas ocasiones que el principal problema que subyace en España es la naturaleza conformista y acomodaticia de la sociedad española. Aquí puede pasar de todo porque nunca va a pasar nada. Sometidos a la partitarquía, esclavos de un Estado que va más allá del bienestar, y engañados por un pésimo sistema educativo y unos incoherentes más convincentes -o eso parece- medios de comunicación paralelos a los principales centros de poder, los españoles pensamos que lo que hay no es tan malo y que por eso no merece la pena mover un dedo. ¿O, simplemente, pasamos de todo?

Por eso resulta reconfortante que, por una vez, un grupo de ciudadanos reaccione y se mueva para intentar cambiar algunas cosas. Aunque el asunto raye en la utopía. Hace unos meses se creó una web, deseducativos.com, donde maestros, profesores y expertos en la enseñanza denunciaban las enormes carencias del sistema educativo y planteaban sus propuestas de cambio. Ahora la cosa ha ido más allá, y se ha elaborado un manifiesto donde se exige que la nueva reforma educativa abandone muchos de los endémicos errores para luchar por una política docente que prime el esfuerzo, el rigor y el mérito -como bien puede comprobarse en www.manifiestomp.com-.

El texto no tiene desperdicio. Se pide que la psicopedagogía no tenga tanto poder sobre la educación –a la que debería denominarse enseñanza– para que sean los auténticos profesionales los que decidan sobre el asunto; que haya mayor libertad a la hora de dar clase; que se alargue el periodo de Educación Primaria y ésta sea muchísimo más exigente; que el mérito y la excelencia, dentro de la igualdad de oportunidades, elimine esa uniformidad que se intenta imponer a costa de la individualidad de cada alumno; etc. Es decir, muchas de las cosas que yo mismo he planteado aquí junto a otras propuestas de gran calado.

Se puede o no estar de acuerdo con este manifiesto. Eso forma parte del juego democrático. Lo que no se puede negar es el mérito y la cualidad de extraordinario de una iniciativa que nace de la propia sociedad, sin subvención ni interés partidista de ningún tipo. Un grupo de ciudadanos, sobre todo profesores, ha decidido unir esfuerzos para remediar uno de los principales problemas de nuestro país. Seguramente el asunto no llegue a más, pero da gusto ver que no toda la sociedad parece un apático enfermo de muerto. Así es como deben comenzar las cosas.

Bonita y encomiable reacción la de estos amigos de la docencia, de la enseñanza. Un inmejorable punto de partida a la rebelión que la sociedad española debería comenzar contra el sistema partitocrático. Esperemos que, cuando menos, el ejemplo cunda y cada vez se oigan más voces de protesta contra los desmanes del poder establecido. Porque, desde luego, España no debe ser esto.

P.S.: Hace ocho años, ESTRELLA DIGITAL me dio la oportunidad de escribir mis opiniones en este rincón de libertad. Muy a mi pesar, por varios motivos ajenos a mi voluntad y otros tantos inherentes a ella, me veo obligado a abandonar esta mi columna, donde tantas veces he clamado, espero que no en el desierto. Nuevos tiempos, nuevas obligaciones profesionales y una nueva madurez personal me invitan a continuar luchando por otros medios, quizás no tan públicos, pero espero que más eficaces. Agradecido al periódico y a todos mis lectores, me despido con afecto hacia todos aquellos que me dejaron hablar aunque dijese chorradas a menudo incómodas. Hasta siempre.

Daniel Martín

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -