viernes, mayo 24, 2024
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365 días de rumores previos a la abdicación: cáncer, divorcio y regencia

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“El rey abdica” se convirtió en el titular del día el 2 de junio de 2014. Por segunda vez. La prensa ya lo tenía preparado desde el 20 de septiembre de 2013. El rumor despegó de manera casi hilarante en las redes sociales hasta convertirse en el tema de conversación del día. Las llamadas a Zarzuela se sucedieron esa mañana calurosa que casi despedía el verano. La hora de la abdicación había llegado de manera ilógica a las redacciones, situándose en las cuatro de la tarde. Desde Zarzuela aseguraban que no había nada programado, hasta que llegó el medio día. Un email de convocatoria urgente citaba a una rueda de prensa a las 18 horas.

Javier Ayuso, entonces director de comunicación de la Casa Real, hoy adjunto a la dirección de El País, marcaba un hito. Por primera vez Zarzuela dio una rueda de prensa. La convicción de la abdicación se vislumbraba tan evidente que entre periodistas, cámaras y fotógrafos, 110 personas llenaron el salón de Magnolias del palacio. El rumor se confirmó: efectivamente, sólo era un bulo.  

Ayuso explicó a la aglomerada prensa que el rey Juan Carlos iba a necesitar una operación más. Sufría una infección en el tejido periprotésico de la cadera izquierda. Casa Real no adelantó entonces la fecha de la intervención del monarca, después se sabría que sería el 21 de noviembre. Sin noticias de ninguna abdicación ni regencia de doña Sofía, como había dado tiempo a especular. El jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, sentenciaba: “Aún queda ‘juancarlismo’ para rato”.

“Para rato” se tradujo finalmente en nueve meses. Mariano Rajoy anunció la abdicación de Don Juan Carlos a primera hora de la mañana del 2 de junio de 2014. La noticia del presidente, lejos de zanjar la situación, siguió dando pábulo al runrún, que se había trasladado a los círculos militares donde algunos se atrevían a pronunciar tímidamente la palabra cáncer. Otra historia que no sonaba desconocida.

Don Juan Carlos se había mostrado evidentemente mermado en sus últimas apariciones. Durante la Pascua Militar de 2014, el monarca dejó con el corazón encogido a los asistentes al discurso. Titubeaba, se paraba a coger aire en mitad de las frases, resoplaba… Parecía cansado. Llegó a pronunciar: “Esa es la grandeza de la familia, la vuestra y la mía”, cuando debía decir: “Esa es la grandeza de la milicia, la vuestra y la mía”. El rey poco después se justificó diciendo que la luz reflejaba en sus papeles. Tan sólo once días antes, en su discurso de Nochebuena, había mostrado su “determinación por continuar”. Su apuesta duraba menos aún que la de Spottorno, de sus palabras a su abdicación sólo hubo seis meses de diferencia.

Las constantes noticias durante los dos años previos al paso atrás del rey empaquetaron con lazo su abdicación. Al multimencionado ‘caso Nóos’, se le sumó la cacería en Botsuana, la inmediata aparición de la princesa rubia Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que según hablaba, no parecía tan inmediata, y los rumores de divorcio entre doña Sofía y don Juan Carlos.

La noticia de que los monarcas no iban a celebrar sus bodas de oro ni en privado ni en público manifestaba su falta de consonancia. El diario italiano La Repubblica publicó en septiembre de 2014 que los reyes eméritos iban a divorciarse. La noticia nunca se confirmó, aunque desde la abdicación, don Juan Carlos y doña Sofía sólo han vuelto a aparecer juntos para la comunión de la infanta Leonor.     

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