miércoles, mayo 15, 2024
- Publicidad -

Tregua

No te pierdas...

Susana Díaz se presentó en el atiborrado salón del Ritz con la pipa de la paz en los labios, pero se le entendía todo. Era fácil visualizar la procesión que iba por dentro. 

Cuando se le preguntó si aspiraba a la secretaría general respondió que no era un asunto sobre el que pronunciarse  en ese momento, pero no negó la posibilidad. Dijo que pensaba dejarse la piel en su apoyo a Sánchez, pero después dio a entender que ese apoyo  se lo llevaría el viento si no ganaba las elecciones.  Marcó distancias con Podemos como dando a entender que Sánchez se había equivocado al coquetear con ese partido para tratar de ser investido presidente,  y advirtió que una vez celebradas las nuevas elecciones llegaba el momento de los pactos.

No abogó por un gobierno con el PP, pero sí de pactar, y en ese sentido la presidenta andaluza abordaba un asunto que estos días está en boca de distintos dirigentes socialistas: quizá haya que plantear un pacto de legislatura, que es algo que ya barajaba gente sensata del PSOE, de larga experiencia política, tras el endemoniado escenario que se produjo el 20 de diciembre.

Los que  saben de sondeos y comportamientos electorales andan filtrando ya que no se van a producir grandes cataclismos ni grandes éxitos el 26 de junio, sino que el resultado va a ser parecido al de diciembre,  y por tanto la pelota está en el tejado del PSOE: habrá que ver si Sánchez insiste en ser nuevamente engañado por Pablo Iglesias o intenta fórmulas de acercamiento al PP. Aunque sean solo para apoyar un gobierno de Rajoy desde la abstención y ejerciendo una dura oposición que saque a la luz la escasa enjundia política de Iglesias en el debate parlamentario. Pero esa incógnita, no pequeña, pasa a segundo plano ante la que más cábalas provoca en la familia socialista: si Sánchez va a conseguir mantenerse al frente de la secretaría general del partido.

El antagonismo de los últimos meses entre Sánchez y Díaz se ha envenenado tanto que es imposible que colaboren en un proyecto común

Susana va a ayudar a Sánchez con todas sus fuerzas, entre otras razones porque para su proyecto de futuro es fundamental que los socialistas andaluces sumen algún escaño más que en diciembre. Quiere potenciar su imagen de lideresa regional. Pero cuando se pregunta y repregunta a algún dirigente del PSOE sobre la relación entre Díaz y Sánchez la respuesta es unánime: no se llevan, y el problema es que el antagonismo de los últimos meses se ha envenenado tanto que es imposible que puedan colaborar en un proyecto común. Pero hasta la noche del 26 de junio vivirán una oportuna tregua. Susana Díaz se va a dejar la piel para que el Psoe logre un buen resultado con Sánchez de candidato,  como ha dicho, y Sánchez va a hacer campaña a lo largo y ancho de Andalucía para que Susana se refuerce como presidenta regional.  Sin embargo, lo que ocurra entre ellos tras la noche del día 26, es imposible de predecir hasta conocer el resultado.

En el otro lado del ring, en el PP, se ha producido lo que tanto temían: una campaña electoral contaminada por decisiones judiciales que se esperaban desde hacía muchos meses y, casualidad o no, se producen precisamente cuando se le está sacando el polvo a las urnas para que estén impolutas el día 26.  No tienen idea de cuándo va a decidir el Tribunal Supremo si existe base para investigar a Rita Barberá en función del informe enviado por el tribunal de Justicia de Valencia, aunque esperan en la calle Génova que sea después de las elecciones.

La ex alcaldesa no oculta su incomodidad hacia algunos de los nuevos vicesecretarios del PP. La tiene tomada sobre todo con Javier Maroto, aunque podría decirse que también Maroto la tiene tomada con ella. Su interlocutor más frecuente es el vicesecretario Fernando Maíllo, que se mueve en un difícil equilibrio: le transmite a Barberá su convicción de que es persona decente, pero por otra parte quiere que tome decisiones que demostrarían lealtad al PP y a Rajoy, y le ha ofrecido una fórmula que Rita ha rechazado. Que pida la baja temporal como militante del partido hasta que decidan los jueces pero sin dimitir de su escaño en el Senado, y que se integre en el grupo Mixto mientras llega la resolución.

La política ofrece satisfacciones sin límite, pero también ratos amargos. Y en tiempos electorales, más.

Pilar Cernuda

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -