lunes, junio 17, 2024
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La Unión de Guardias Civiles insiste en que la víctima «lesionó» a un agente

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La muerte de Javier Fernández, exbatería de Los Piratas (banda de rock viguesa ya disuelta), sigue siendo un auténtico misterio. Los protagonistas siguen aportando sus respectivas versiones sobre los dramáticos hechos que este miércoles tuvieron lugar en Ponteareas (Pontevedra) y que acabaron con la vida del exmúsico. La primera versión que comenzó a circular a última hora de este miércoles fue que una patrulla de la Guardia Civil acudió al domicilio de Hall9000 alertada por una llamada de violencia machista y se encontró en el camino a una mujer que decía que su marido la había agredido, que estaba muy nervioso y que tenía a su bebé.

Según esta primera versión, la mujer presentaba diversos hematomas, tenía algo de sangre en la cara y otras lesiones. Y antes de entrar en la casa, la pareja de agentes se cruzó con una mujer que tenía al bebé en brazos y que decía que se lo habían arrebatado al presunto agresor, que estaba muy nervioso en el interior de la vivienda. Una vez en la casa, los agentes intentaron tranquilizar al hombre y dialogaron con él, pero en un momento determinado el músico, que seguía alterado, fue a la cocina y un agente le siguió. Allí, el guardia civil fue agredido con un cuchillo en el rostro.

Una versión desmentida este jueves por la viuda del músico, Andrea Montes, a través de un comunicado difundido a través de las redes sociales. «Soy la mujer de Javier, Hal 9000, batería de Los Piratas. No voy a permitir que se manipule la información sobre lo ocurrido. Hal era la persona más cariñosa del mundo. Nos amaba con todo su corazón al bebé y a mí. Jamás fue un maltratador. Éramos completamente felices. Todos sus amigos y familia saben que era una persona llena de amor. Todos saben cómo se desvivía por nosotros. Hal es una víctima», recalca Montes.

En esta línea, añade: «Primero víctima de un trastorno bipolar que estaba perfectamente controlado desde hace 10 años hasta que su psiquiatra tuvo la brillante idea de retirarle todo el tratamiento a pesar de que la familia le pedimos en dos ocasiones que no lo hiciese, ya que, el complicado nacimiento del bebé le había afectado. Fueron momentos de mucha tensión». «Incluso él fue conmigo al psiquiatra a comentarle que se encontraba nervioso. Hal no agredió a ningún agente, hubo tensión pero no agresión. Fue también víctima de una mala práctica que desencadenó este terrible final. Hal, cariño, no permitiré que manchen tu nombre. Yo sé lo que nos querías. Te quiero y siempre te querré», sentencia.

Horas después, ha sido la Unión de Guardias Civiles la encargada de defender de nuevo la versión de los agentes implicados en el suceso; e insistir en uno de los puntos más conflictivos de la historia sobre si uno de los agentes fue agredido por la víctima o no. Según la UniónGC, sí. «Los compañeros que se desplazaron al lugar no iban a una fiesta de cumpleaños, estaban prestando servicio y acudieron en auxilio de una madre con su bebé y a intentar reducir al presunto agresor, ante un posible caso de violencia doméstica. Como consecuencia de su actuación, uno de los miembros del Cuerpo tiene lesiones efectuadas por arma blanca. En este sentido cabe recordar que un arma blanca puede matar», aseguran en un comunicado remitido a los medios de comunicación.

En este sentido, la asociación de Guardias Civiles recuerda que hay una investigación abierta y pide que no se «hagan juicios paralelos sobre el caso» y se espere a que se «esclarezca lo sucedido». ·En caso de que se observe, como consecuencia de esta investigación, una actuación inadecuada y/o desproporcionada por parte de nuestros compañeros, se aplique la Ley como el resto de ciudadanos», concluye.

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