L.B. La ya esta en la cárcel. No le ha salido bien su intento de chantaje, ni sus innumerables maniobras para acojonar tanto al PP y meterle tanto miedo en el cuerpo que el partido con toda su maquinaria de poder y de gobierno intentara presionar a la Justicia y evitar así lo ahora inevitable. No es que yo desee ver entrar en prisión a nadie, pero esa escena del furgón llegando a los juzgados, el presunto delincuente entrando cabizbajo y escoltado y el abucheo de la calle -que en este caso ha ido acompañado del gesto de algunos indignados, haciéndole la misma peineta que él hizo a los periodistas- tiene para muchos además del desahogo, un poder tranquilizador y estimulante por lo que puede significar de que, todavía, en este país, quien la hace al parecer la paga. LB pudo creerse inmune al funcionamiento del Estado de Derecho.
Tal vez pensó que, los jueces y fiscales dada la insufrible politización de la justicia aceptarían correr un tupido velo sobre el asunto presionados por el Gobierno, deseoso de ocultar las vergüenzas del partido que lo sustentan. Así urdió su chantaje consciente de que su nombre o, mejor dicho, lo que ese nombre sabía y ocultaba aterrorizaba a muchos en la calle Génova.
Sólo la verdad cruda sin trampa ni cartón puede ayudar al PP a recuperar el prestigio perdido
Había demasiadas sospechas de que Bárcenas gozaba de una cierta protección política por miedo a que «largara» y él ha diseñado una estrategia perfecta para intentar tenerlos cogidos a todos por salva sea la parte. De ahí ese chantaje por entregas periodísticas, con fotocopias de corta y pega ¿o no? De ahí esa actitud chulesca de aspecto mafioso y ese clamoroso silencio de sus excompañeros de partido. El hecho de que sea ahora la propia fiscalía quien solicite su ingreso en la cárcel de forma incondicional y sin fianza abre un nuevo capítulo en toda esta historia. Este asunto ha enmarañado demasiado al Partido Popular y ha creado un profundísimo malestar en muchos de sus militantes. El otro día cuando Arantza Quiroga se quejaba, amargamente, en la entrevista que le hice para El Mundo de que era «vomitivo» que mientras ellos iban a velatorios y ponían sus nucas otros se llevaban la pasta, no lo hacía a humo de pajas. El PP es un gran partido y ni sus militantes ni sus dirigentes diseminados por toda España merecen que, por un puñado de sinvergüenzas, se les juzgue a todos por el mismo rasero.
Si lo que esconde el caso Bárcenas, además de la mangancia suya y de otros, es un asunto de financiación ilegal, como fue el de la FILESA socialista, que se sepa y que los culpables paguen. Este asunto no puede ser minimizado y es mejor que, de una vez por todas, se sepa lo que todo esto esconde que alargar un tema que esta minando el prestigio de todo el PP. Hay que saber la verdad, llegar hasta el final, depurar responsabilidades judiciales y políticas y poner los medios para que un tema así no se vuelva a repetir. Sólo la verdad cruda sin trampa ni cartón puede ayudar al PP a recuperar el prestigio perdido. Puede que Bárcenas intente, una vez que se ve en la cárcel, completar su venganza, puede que quiera morir matando y llevarse por delante a unos cuantos pero si es así que lo haga. De esta forma el resto del partido, los hombres y mujeres honrados que son la inmensa mayoría, los que creen en la cosa pública y están en política, no para forrarse sino para arrimar el hombro dejarán de estar bajo sospecha. El PP debe de dejar de estar en vilo.
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Esther Esteban