El líder del PP ya ha hecho el cálculo: de aquí a las elecciones del 22 de Mayo recorrerá España en dos ocasiones. Su última parada ha sido en Cataluña donde Alicia Sánchez-Camacho consiguió en las autonómicas unos resultados mejores de lo previstos por ella misma y por el conjunto de su partido. Detectaron ya antes de aquella campaña que el clima les era más favorable, que podían entrar a tomar un café sin que nadie les pusiera mala cara y pasear por Barcelona o Girona sin ser increpados. Para las autonómicas, Rajoy no ahorró esfuerzos y acudió en varias ocasiones en apoyo de su candidato y según su propio testimonio “allí me encuentro muy a gusto. La gente me recibe muy bien”.
En esta ocasión ha visitado el Parlament. Nunca antes había visitado la cámara catalana y aprovechando la coyuntura ha dejado un mensaje: “Estoy dispuesto a hablar del pacto fiscal” que como se sabe es la gran reivindicación de CiU y, sin duda, una de las condiciones que estará encima de la mesa a la hora de negociar cualquier pacto con el Gobierno que salga de las próximas elecciones generales. También ha apoyado que el Gobierno central pague al Gobierno catalán los 1.450 millones para el fondo de competitividad. Lo ha hecho con un lacónico “soy partidario de cumplir la ley”. En este punto, Mariano Rajoy ha ido un poco más allá de la obligada cortesía. ¿Están las arcas de la Administración Central para afrontar desembolsos que no sean imprescindibles? Rajoy sabe que no.
Rajoy que está dispuesto a pactar con todos “menos con Batasuna”, quiere ir preparando el terreno. Saben los populares que las mayorías absolutas son muy difíciles por mucho que las encuestas auguren esa posibilidad para el PP y saben, claro está, que los pactos serán necesarios. Lo sabe el PP y lo sabe CiU e incluso el PNV cuyo presidente Iñigo Urkullu se ha entrevistado recientemente con Rajoy. El empeño primero de Rajoy es alcanzar lo que él denomina “acuerdos básicos” y para ello cree —y así lo intentará si gana las elecciones— que contar con el principal partido de la oposición es imprescindible, sobre todo en cuestiones que afecten a la economía, pero ahí está, como siempre y para todos, CiU y PNV.
Rajoy, si se cumplen las previsiones hablará con Mas pero descartando de antemano que Cataluña tenga un Concierto Económico como el vasco. El PP lo rechaza de manera absoluta; otra cosa es un acuerdo fiscal que “no afecte ni a la solidaridad ni a la igualdad”.
Estos grandes acuerdos a los que aspira Rajoy hay que situarlos una vez celebradas las elecciones generales. Antes están las autonómicas y municipales y, sin salir de Cataluña, el PP aspira a ser necesario en el Ayuntamiento de Barcelona. Los mensajes, los guiños también valen para estos comicios que ya están en puertas.
Rajoy, si gana las elecciones, pactará si es necesario con aquellos que hoy apoyan a Zapatero para evitar que el PP obtenga mayoría absoluta y su problema no serán las críticas del PSOE, que estará en su papel, sino las críticas de aquellos que, deseando que los socialistas se vayan a la oposición, pretenden un PP que no es precisamente el que Rajoy propugna. Si pacta con los nacionalistas no faltarán quienes le llamen traidor o “blandito”; si no acude a la manifestación del sábado dirán que es un cobarde o un tibio, si nada más llegar no elimina Educación para la Ciudadanía sin antes intentar un acuerdo global, mejor no imaginar a dónde pueden llegar algunos. Quedan algunos meses para las elecciones generales y Rajoy va tomando posiciones y aquellos que desde la derecha le ven como un mal menor, también.
Charo Zarzalejos