martes, mayo 14, 2024
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Siete millones de personas en Santiago de Chile inician cuarentena total en un panorama sombrío

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Santiago, con casi siete millones de habitantes, entró el viernes en cuarentena total, sorprendida por el fuerte repunte de los nuevos casos y muertes provocados por la pandemia del nuevo coronavirus esta semana en Chile.

Antes de las 10 p.m. local, las calles de la capital chilena lucían vacías, con algunos controles de los 14 000 efectivos desplegados para hacer cumplir el toque de queda que rige a nivel a nacional.

«Hay que lograr que ganemos esta batalla de Santiago para vencer la guerra contra el coronavirus», pidió el ministro de Salud, Jaime Mañalich, el viernes en Santiago, principal foco de la pandemia con más de 80% de los casos en Chile.

El último balance siguió al alza con 2 502 nuevos infectados y 26 fallecidos, para totalizar 39 542 contagiados y 394 muertos desde el primer caso el 3 de marzo.

Hasta la semana pasada, el país vecino registraba entre 350 y 500 nuevos contagios diarios, pero hace siete días empezó a dar balances que rondaban los 1 000 infectados. El número se disparó aún más el miércoles, cuando los nuevos casos subieron un 60% respecto a la víspera y llegaron a 2 660 infecciones. Los muertos pasaron de 11 a 22 el jueves y a 26 el viernes.

«Entramos a la etapa más dura, donde se requiere la mayor solidaridad, el mayor control de unos a otros. Usa por favor la mascarilla, no salgas en esta situación», suplicó Mañalich el viernes.

«Es responsabilidad de cada uno y también de la sociedad lograr que las personas cumplan las medidas de cuarentena», recalcó el ministro que, sin embargo, no pudo evitar que se produjeran largas colas de tránsito en la vía que conduce a la costa a unos 100 km al oeste de Santiago.

Incremento del contagio

Chile tomó medidas de confinamiento selectivo desde una fase muy temprana, cuando el mundo veía incrédulo imágenes de una China casi fantasma y luego escenas dramáticas de muertos y enfermos en Italia, España y Francia.

Fue uno de los primeros países de América Latina en decretar -el 7 de febrero- una alerta sanitaria debido a la COVID-19, lo que le permitió comprar insumos: test, respiradores y camas de cuidados intensivos, además de decidir la centralización del sistema de salud.

Luego, a mediados de marzo, suspendió las clases e impuso un toque de queda cuando aún no había fallecimientos y los contagios no llegaban a 100.

Pero aun habiendo alcanzado el jueves un récord de más de 16 000 test de PCR (hisopado nasofaríngeo) en un día, las autoridades confirmaron por primera vez víctimas mortales más jóvenes y sin enfermedades preexistentes, de entre 40 y 49 años.

Hace una semana, el médico Sebastián Ugarte, uno de los expertos más consultados en los medios chilenos, advertía que «la velocidad de incremento (de contagio) se duplicó, pasando de un 3% diario a un 6%».

«En los próximos días esperamos que se mantenga el incremento de entre 1.300 y 1.500 casos diarios, que no se dispare y eso ya sería un éxito, porque sin estas medidas, veríamos 3.000 casos diarios, fácilmente», indicó en Santiago.

 

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