Si bien el huracán Sandy y sus consecuencias se han convertido en el tema principal en los últimos días de la campaña presidencial, la economía en general y el desempleo en particular han sido los dos ejes principales sobre los que ha pivotado de manera indiscutible. Aunque la situación de Estados Unidos se nos puede antojar como envidiable para los sufridos españoles, el hecho es que los norteamericanos observan con creciente preocupación el enfriamiento de su economía, la mayor del mundo, y la imparable destrucción de puestos de trabajo.
Tras la euforia con la que comenzó el demócrata Barack Obama su mandato, los ánimos se han ido enfriando a medida aumentaba la tasa de desempleo y no se cumplían, o lo hacían muy parcialmente, las principales propuestas de su programa electoral. El último dato proporcionado por el Departamento de Trabajo respecto al número de desempleados tampoco ha sido positivo, subiendo una décima en octubre y estacionándose en un 7,9 % o, lo que es lo mismo, 12,3 millones de norteamericanos no tienen trabajo más otros 3,5 que desearían hacerlo pero no forma parte de la población activa. Según un estudio publicado por el think tank The Heritage Foundation, la administración Obama no sólo no ha cumplido su promesa de crear más de 3 millones de empleos, sino que la fuerza laboral del país ha decrecido desde los 141,5 millones a los 133,8 en tan sólo cuatro años.
Por si no fuera poco, un demoledor informe de la organización no gubernamental Human Rights Watch ha estimado que 46 millones de estadounidenses viven en la pobreza, lo que supone el número más alto en los últimos 52 años y un crecimiento en más de 3 desde que el hawaiano accedió a la Presidencia. A esto, se suma su impacto desproporcionado en niños y ancianos así como el aumento de las desigualdades existentes en función de la raza y del género. La crisis económica en Estados Unidos está sumiendo en la desesperación a demasiados millones de personas.
A buen seguro, en estas últimas horas previas a acudir a los colegios electorales, los electores estadounidenses están analizando con lupa la gestión del actual inquilino de la Casa Blanca y las cifras aquí expuestas tendrán su repercusión e importancia en cuanto al sentido del voto. Según las últimas encuestas, la diferencia frente al candidato republicano Mitt Romney es de apenas unos puntos. ¿Será Obama un One Term President, es decir, presidente de una legislatura? Mañana martes, la respuesta.
Gorka Labarga-Estrella Digital
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