La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha comparecido ante la opinión pública para informar sobre lo que no hará en el futuro el ayuntamiento tras el suceso trágico del Madrid Arena. Nos parece muy bien que se limiten situaciones de riesgo, al menos en espacios públicos. Pero lo que no ha hecho Ana Botella, alcaldesa de Madrid, es explicar convenientemente y con toda la información sobre la mesa, qué es lo que ya ha ocurrido y qué es lo que con relación a ello va a hacer de inmediato.
Las investigaciones de la prensa, la información que manejan los familiares de las víctimas y las evidencias que se van sumando, una tras otra, muestran un descontrol – siendo generosos- en la gestión de las autorizaciones y contratos para realizar la fiesta maldita que segó la vida de cuatro jóvenes. No ha ayudado lo más mínimo a aclarar nada de lo que se encuentra sumido en la confusión, la comparecencia del vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva. Por no citar la injustificable presencia ante los medios, al día siguiente de los hechos, del mismo señor Villanueva – de quien se han conocido posibles vínculos personales que lo unen con el empresario organizador de la macro fiesta- y de otro concejal, el Sr. Calvo, exonerando con sus palabras inauditas de cualquier responsabilidad a la empresa organizadora del evento; palabras que rallan lo inadmisible cuando aún faltaba la más mínima comprobación técnica o judicial.
La señora Botella ha actuado con rapidez y cautela, pero mucho nos tememos que en su equipo de gobierno hay políticos que tendrán que enfrentarse a muchas aclaraciones, y sobre los que pesa la terrible responsabilidad de estar relacionados con una decisión administrativa que, a la luz de los hechos, nunca debió tomarse y de la que son y deben sentirse plenamente responsables.
La comisión de investigación anunciada debe servir para despejar cualquier duda y para resolver los enigmas que rodean la tragedia terrible; para dar algo de paz a las familias y para prevenir situaciones similares en el futuro. Ojalá no sea una de esas “comisiones pantomima”, tan habituales en la política española. Se lo deben a las chicas que ya nunca volverán.
Editorial Estrella