viernes, mayo 10, 2024
- Publicidad -

Jerusalén: donde israelíes y palestinos deben convivir

No te pierdas...

No es muy coherente la actitud del actual Gobierno norteamericano en relación con los llamados «asentamientos judíos» -la construcción de unas viviendas en suelo inequívocamente propio del Estado de Israel- en Jerusalén, sobre todo porque cuadra muy poco con la nítida toma de posición que Barack Obama, a punto de ser proclamado candidato demócrata, expresó ante la convención nacional de la Asociación de Amistad Norteamericano-Judía, a favor del mantenimiento de las relaciones especiales entre Estados Unidos y el único Estado democrático de Oriente Próximo, esto es, el Estado de Israel, y que le valió tantos apoyos y tantos votos, que ahora de ninguna manera debiera traicionar. Lo primero que es preciso tener en cuenta es que no existen tales «asentamientos», con el sentido peyorativo que la propaganda quiere dar a esa palabra, sino construcciones perfectamente legales y que se efectúan dentro de las fronteras reconocidas del Estado de Israel, que es por cierto el único democrático, y por tanto con instituciones jurídicas fiables, de la conflictiva zona.

Hay que situar el problema de Oriente Próximo, y desde luego la deseable solución del problema palestino, en los parámetros racionales y correctos, que pasan porque los palestinos puedan convivir armónicamente con los israelíes en la tierra que comparten. Para decirlo con entera claridad, un deseable Estado palestino democrático puede y debe ser compatible con el Estado de Israel, inequívocamente democrático; pero el problema para que ese objetivo se haga realidad efectiva no está precisamente en Israel, que lo desea, sino en las organizaciones terroristas islámicas que querrían instrumentalizar al pueblo palestino como parte de su lucha contra Israel y contra cualquier forma de democracia y de modernización. Así, a muy poca distancia, el Estado terrorista de Irán, donde todos los derechos humanos son pisoteados y cuyo integrismo religioso islámico no puede ocultar la realidad totalitaria de perfiles neonazis del infame régimen de los ayatolás, quiere instrumentalizar la tragedia del pueblo palestino como catalizador de una «guerra santa» que incluso quizá le permitiera utilizar el armamento nuclear que inequívocamente está desarrollando bajo el falso pretexto de usos pacíficos de la energía atómica.

Llegados a este punto, es inevitable preguntarse si sería posible bien un Estado mixto israelí-palestino, bien la convivencia pacífica de dos Estados, uno israelí y otro palestino, en la tierra de Oriente Próximo. Lo primero, sin la menor duda lo más deseable y que sería viable si sólo estuvieran en liza israelíes y palestinos, se dificulta por la terrible presión que el amenazante integrismo islámico ejerce sobre el pueblo palestino, al que realmente priva de capacidad autónoma de decisión. Lo segundo, en cambio, es posible y las grandes potencias, singularmente Estados Unidos, deben ejercer su amparo para hacerlo viable, que es tanto como decir para protegerlo del entorno fundamentalista islámico agresor, particularmente representado por el régimen criminal de Irán. La disposición al acuerdo con los palestinos no puede ser mejor por parte del Gobierno de Israel, como reiteradas veces se ha demostrado, y seguramente es posible encontrar entre los dirigentes palestinos moderados un entorno político que, debidamente apoyado, hiciera posible el diálogo y la negociación entre israelíes y palestinos.

La paz y la convivencia pueden y deben ser los objetivos a lograr en ese espacio de Oriente Próximo que inevitablemente comparten israelíes y palestinos. Es cierto que no puede negarse el derecho del pueblo palestino a vivir pacíficamente en su tierra, pero este derecho puede y tiene que ser compatible con igual derecho para el pueblo de Israel, como fue reconocido y proclamado en su momento por la ONU. El verdadero problema de la zona no es un conflicto entre palestinos e israelíes, sino las organizaciones terroristas que animan artificialmente ese conflicto y, muy en primer lugar, el régimen totalitario de Irán, que aspira a exportar el terror a otras zonas del planeta. Más temprano que tarde se verá que el régimen criminal de los ayatolás es el que alimenta a la organización terrorista Al Qaeda, de la que por cierto ya hemos sido víctimas en España y que tiene propósitos y objetivos globales.

Carlos E. Rodríguez

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -