sábado, mayo 11, 2024
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Las encuestas que vienen

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Nada nuevo en ambas Castillas. De alguna encuesta que se publicará este próximo fin de semana sólo puede sacarse esta conclusión. Tanto en Castilla-La Mancha como en Castilla y León poco se mueve en la predicción del panorama político que dejarían las elecciones autonómicas, lo que tiene varias e importantes lecturas. Vayamos por partes.

En Castilla-La Mancha la situación continúa en un empate técnico entre PSOE y PP, lo que puede darle alas a María Dolores de Cospedal tras el revolcón que le propinó la ministra Carme Chacón en el Senado. Y digo puede, porque José María Barreda sigue siendo el político más valorado de la región, a bastante distancia de la dirigente popular. Sube Cospedal en el conocimiento básico de su persona que tienen los castellano-manchegos, pero no en la valoración que de su labor hacen esos mismos ciudadanos. De alguna manera, detener la caída puede considerarse un triunfo de los socialistas en la actual coyuntura económica, cuya lógica indica que la sangría de votos debería continuar. Cospedal tendrá que valorar en algún momento si puede jugar en dos mesas a la vez. Si su apuesta es la de llegar al Gobierno de España junto a Mariano Rajoy o arrebatarle al PSOE una comunidad estratégica. La dedicación exclusiva a la política regional puede darle a la máxima responsable del PP en Castilla-la Mancha ese puñado de votos que le falta para el salto definitivo. El precio a pagar es abandonar su despacho en la calle Génova y las conspiraciones de la capital del reino, algo prácticamente insuperable para cualquier político que se precie.

Por otro lado, Castilla y León sigue siendo un bastión inexpugnable de la derecha. Óscar López, la apuesta de la dirección nacional del PSOE para avanzar en una comunidad que gobernaron en su día con Demetrio Madrid, no ha conseguido laminar la hegemonía del PP en las tierras que lanzaron a José María Aznar hacia el gobierno de la nación. Nada nuevo respecto a su antecesor, Ángel Villalba, pero con la diferencia de un cierto avance constante en los núcleos urbanos más poblados de la región. Es verdad que la labor encomendada a López es titánica, con el problema añadido de no tener su escaño en el Parlamento regional y realizar la labor de oposición desde los aledaños de la Cámara. Al igual que otros candidatos que juegan a la contra en sus respectivas comunidades autónomas, López necesita tiempo para lograr que su mensaje y, sobre todo, su persona, calen entre una ciudadanía con un sentimiento de cambio latente. Muy latente, todo hay que decirlo.

Con este panorama, Castilla y León parece decantada por completo hacia el lado de las huestes de Mariano Rajoy, y en Castilla-La Mancha se presenta una de las grandes batallas para las próximas elecciones. Los populares abren cabezas de puente en comunidades de tradición socialista, y éstos no logran hacer lo mismo en lugares como Madrid o Valencia, además de Castilla y León, pese a los constantes escándalos que azotan a los gobiernos conservadores. No ayuda el contexto nacional, pero la llamada de atención es importante. Quizá no para las elecciones autonómicas, pero sí para las próximas generales, en las que todo voto que ayude a sumar un diputado más contará, independientemente de quién gobierne en cada provincia o región.

Ion Antolín Llorente

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