Un estudio experimental llevado a cabo por la Universidad Carlos III de Madrid ha revelado que el 90% de los humanos pueden clasificarse en cuatro tipos, según su personalidad: optimista, pesimista, confiado y envidioso. El dato más sorprendente es el predominio del grupo de los envidiosos, con un 30%, frente al 20% de cada uno de los grupos restantes.
Para la realización de este estudio se ha utilizado la teoría de los juegos, una rama matemática con aplicaciones en sociología y economía que examina el comportamiento de las personas cuando tienen que tomar las decisiones ante un dilema, con distintas consecuencias en función de lo que decida la otra parte implicada.
A la hora de clasificar a los participantes, los investigadores desarrollaron un algoritmo informático que permitía incluir a cada uno de los voluntarios en una rama (optimistas, pesimistas, envidiosos, y confiados). Sin embargo, el ordenador no consiguió agrupar a un 10% de ellos porque no responden a ninguno de los patrones establecidos.
El trabajo, publicado en la revista ‘Science Advances’, explica que a los envidiosos, el grupo más numeroso, no les importa la ganancia obtenida siempre que sea superior a los demás. Los optimistas (20%) son aquellos que piensan que la otra persona escogerá lo mejor para ambos mientras que los pesimistas (20%) eligen la opción menos mala porque creen que así nadie los molestará. Finalmente, los confiados (20%) cooperan siempre y les da igual perder.
Yamir Moreno, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) explica que lo curioso de estos resultados es que “el algoritmo podría haber obtenido un amplio número de grupos y, sin embargo, ha arrojado una clasificación óptima en cuatro tipos de caracteres”. Además, los investigadores están todos de acuerdo en que la aplicación de este tipo de algoritmos en un estudio de comportamientos humanos es bastante revolucionario en este ámbito.
Los resultados obtenidos son importantes ya que “van en contra de ciertas teorías como la que apunta que los humanos actúan de manera puramente racional”, explica Anxo Sánchez, uno de los autores del estudio. De esta manera, a partir de ahora, es importante tener esto en cuenta a la hora de rediseñar políticas, económicas y de cooperación.
Andrea Morea