El miedo marcó la tónica del encuentro entre dos equipos que buscaban una clasificación histórica. El Sevilla, entumecido por las gélidas temperaturas -‘sólo’ cero grados en una semana que comenzó con una espectacular nevada en Moscú-, parecía dispuesto a arriesgar lo justo y esperar a sentirse más cómodo en el desenlace, dentro de dos semanas en el Sánchez Pizjuán. El CSKA, por su parte, no se atrevía a salir de atrás para no dejar huecos a un rival que estimaba superior.
Sin embargo, el conformismo de los de Manolo Jiménez en la segunda mitad, cuando iban por delante en el marcador, lo terminó aprovechando el conjunto ruso, que pudo incluso llevarse la victoria en los últimos minutos.
Los dos rivales comenzaron el partido midiendo sus fuerzas, pero los de Leonid Slutski se dieron cuenta de los ‘regalos’ de la defensa hispalense y encontraron una ruta sencilla hasta la portería de Andrés Palop por la banda izquierda, la protegida por un Stankevicius que se estrenaba en Europa.
Las galopadas del ex bético Mark González no se correspondían con el estado de forma que se esperaba de un equipo ruso que no compite oficialmente desde diciembre y que al final parecía más ‘rodado’ que los sevillistas.
Los cañonazos del japonés Keisuke Honda, que lo intentó hasta en tres ocasiones desde fuera del área en la primera parte, incrementaban la inquietud del Sevilla, que sufría para pasar del centro del campo.
Con este guión, sólo la ‘chispa’ de Jesús Navas podía romper los esquemas. El sevillano se internó por la banda derecha y su centro lo remató sin marcaje Álvaro Negredo después de que el balón se ‘paseara’ por delante de Akinféev y del central Berezoutski (min. 25).
El gol no cambió el guión, ya que el CSKA mantuvo el control de la pelota sin llegar a rematar las jugadas de peligro y el Sevilla, que sí está en juego en su campeonato doméstico, optó por no derrochar energías.
La ‘venganza’ de un ex bético
La tranquilidad que mantuvo el equipo hispalense después del descanso no perturbaba ni siquiera a su presidente, José María del Nido, que había cambiado en esta ocasión su sombrero de la suerte por un tupido gorro de lana con el escudo del Sevilla.
El ritmo de juego lento y sin disparos a puerta parecía contentar a todos menos a los espectadores, al borde del bostezo. Igual que Palop y Akinféev, que sesteaban en sus respectivos dominios hasta que Mark González acabó de golpe y porrazo con el sopor general.
El chileno se ‘vengó’ de su antiguo máximo rival y quitó las telarañas de la portería sevillista con un zapatazo desde 30 metros a la escuadra opuesta que cogió a Palop con el pie cambiado (min. 65).
El gol devolvió los nervios a la defensa del Sevilla, que terminó pidiendo la hora a pesar de que pudo volver a adelantarse en dos faltas, una botada por Negredo que detuvo Akinféev y otra desde muy lejos de Stankevicius que salió desviada por muy poco.
Palop, acostumbrado a erigirse como el héroe de su equipo en los momentos cruciales, salvó el 2-1 al desviar con el pie derecho un disparo de Krasic después de zafarse de los dos centrales en el minuto 84.
Al final, el empate, un resultado que favorece al Sevilla por el valor de los goles fuera de casa, supo a poco en un partido en el que los de Manolo Jiménez pudieron poner un pie en los ansiados cuartos de final.
CSKA Moscú 1-1 Sevilla
Akinféev; A. Berezutski, Ignashévich, V. Berezutski, Shénnikov; Krasic, Aldonin, Shemberas, Mark González; Honda (Mamáev, m.83) y Necid.
Palop; Stankevicius, Fazio, Escudé, Navarro; Adriano (Perotti, m.59), Zokora, Renato (Acosta, m.88), Romaric, Navas; y Negredo (Kanouté, m.76).
0-1, m. 25: Negredo. 1-1, m. 66: Mark González.
Féliz Brych (Alemania). Mostró tarjetas amarillas a Aldonin, Mark González y Honda.
partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio olímpico Luzhnikí en la capital rusa ante unos 40.000 espectadores (la mitad del aforo).