miércoles, mayo 15, 2024
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Valladolid alberga el Pingüinos 2010

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Las bajas temperaturas no minan el entusiasmo de los moteros, quienes agudizan el ingenio para combatir un frío que, para muchos, hace especial -si no, no serían pingüinos- esta concentración motorista, la más importante de Europa, y que desde el año pasado se ubica en el Área Recreativa de Puente Duero (Valladolid).

Es el caso del Moto Club Laguna y, concretamente, de uno de sus integrantes, Jesús Martín, quien duerme junto a su esposa en un iglú de cartón-piedra fabricado por él mismo y en el que han llegado a desnudarse por el propio calor que ellos generan y se mantiene dentro de su estrambótico reducto, según explica.

Al lado, vigilan su hospedaje seis pingüinos hechos del mismo material, cada uno de ellos bautizado en virtud del trabajo que le costó a su creador.

Sin lugar a duda, el resguardo de Jesús Martín es el más original y puede que el más efectivo, pero las hogueras se suceden por doquier, generando un olor a fogata en todo el recinto, a excepción de la zona en la que están situados los puestos de hamburguesas, perritos calientes, bocadillos y hasta «caipirinhas».

Las motocicletas remolcan leña como pueden para que, una vez conseguida, los moteros, venidos de todas las partes del mundo, se agolpen en torno a las hogueras con un caldo, café o chupito con el que calentarse por dentro. Cada «maestrillo» tiene su librillo.

Una recreación a lo «Easy Rider» pero con un clima siberiano que causa estragos, sobre todo, cuando anochece. Entonces, es el momento de guarecerse en tiendas de campaña, carpas o cabañas de chapa y espuma, como la trasladada en remolques por un grupo de amigos de Sanabria (Zamora).

«Llevamos seis años viniendo y, después de cómo hizo el año pasado, optamos por fabricar esta choza para no pasar tanto frío, indica Oliver Castelo, quien, además, subraya que los carteles de chicas desnudas que adornan la fachada de su cobijo les sirven «para estar más calientes».

Cada uno se prepara como puede o su propia experiencia le dicta y, si no, al lado del escenario de la concentración se venden en diversos puestos gorros, guantes, botas y otros artículos manufacturados bajo el inconfundible sello motero y de «Pingüinos».

Un logotipo inconfundible que este año cuenta con un cupón especial de la ONCE para el sorteo de mañana que Juan Lima, un vendedor de Mojados, oferta desde ayer. No para de dar vueltas por la zona de acampada y asegura que esta misma noche no va a descansar hasta vender los 2.400 décimos que porta colgados a su cuello.

Está haciendo el agosto e, incluso, los moteros le instan a tomarse un café con ellos. Un alarde más de la camaradería y el compañerismo que reside en el alma de la concentración y que es uno de los matices más destacados por los «pingüinos».

Así lo describe Antonio Felipe, un portugués que acumula cinco ediciones de Pingüinos y que destaca el «buen ambiente» que se respira en Puente Duero, donde se juntan cazadoras de cuero con bordados y emblemas de todas las partes del mundo.

Hasta de China, dado que ha recalado en Pingüinos una delegación de la provincia de Quinhai, con su secretario de Deportes, Wang Xian Zhong, al frente.

Hace dos años, miembros del Club Turismoto, organizador de Pingüinos, visitaron la concentración motera de Quinhai, por lo que, ahora, tocaba devolver el viaje. «Estamos muy contentos y agradecidos por esta oportunidad. Hace frío pero la gente tiene la sangre caliente en esta concentración que nos parece muy tradicional y arraigada, apunta Wang Xian Zhong.

Cierto es, pues esta es la vigésimo novena edición de «Pingüinos». Veintinueve años de frío, hedor a leña y rugido de Vespa, Godwing, Yamaha, Harley-Davidson, BMW, Kawasaki, Derbi o Bultaco con los Rolling Stones como banda sonora.

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