miércoles, mayo 15, 2024
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Mala suerte y dolor

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Una vez más entra en el Museo Reina Sofía la fotografía. Esta vez es de la mano de Alberto García-Alix, uno de los fotógrafos más reconocidos del panorama patrio, uno de los artistas con un mundo más singularmente reconocible. Es una antología que repasa la trayectoria del artista.

Alberto García-Alix (León 1956) empezó a exponer en 1981 y desde entonces no ha parado. Y goza del reconocimiento público. Fue, por ejemplo, Premio Nacional de la Fotografía en 1999. Ahora nos propone que su retrospectiva sea un lugar De donde no se vuelve.

Es por eso quizás por lo que he elegido de su programa de mano la expresión Mala suerte y dolor para intentar describir su trabajo. Eso si anteponiéndolo al Hay que pagarlo y continuándolo con Me río yo de las penas que dice en el programa de mano.

La fotografía está bien en el Museo, mejor también es este Museo dedicado al Arte Contemporáneo. Eso si habrá que preguntarse para cuando habrá espacios para que haya fotografía en color. Y eso que la que se hace en blanco y negro, como en este caso, está llena de expresividad y de intencionalidad dramática.

Sobre todo en sus retratos que tienen el valor testimonial de una época, su época, su mundo de rockabillies, de vividores de la calle, de intrusos, de friquis, de sonámbulos, de pasotas, de egoístas y de canallas. Todo tiene así un valor testimonial y valor de retrato de una época que para eso es una retrospectiva de su trabajo.

Sus personajes son conocidos y el valor de verlos en el Reina Sofía es encadenarlos en el tiempo y en el espacio. Para mi vale más ver su arquitectura fotográfica, unos paisajes de edificios del arrabal, líneas rectas que van torcidas en el filo de la navaja.

Sus remedios vivenciales reflejan habitaciones de hoteles terminus, es su cocina cutre, su mundo interior que tiene mucho de un viaje a la autodestrucción galopante que un día se para y al siguiente empieza en la dirección contraria para llegar a ninguna parte.

El mundo, su mundo, sus colegas, sus amigos son reflejos del panorama en el que vivimos, hemos vivido o creemos haberlo intuido por parte de otros. Por eso aparece una flora y una fauna peculiar. Por eso de la fauna incluye, por ejemplo, varios perros y algunas personas que son más raros que estos.

Alberto García-Alix hace crónica de su época, los ochenta que fue sacralizada. Y de los noventa también y del momento presente. Sigue en la onda. Por eso termina su antología con un viaje a la China…na. Y también hace en ella crónica de un viaje que es de ida en una época y de vuelta para poder vivirla en otras circunstancias.

Tengo la sensación que en el camino ha querido detener la verdad y para ello ha buscado detrás de las caras, incluso de las situaciones. Por eso esta exposición es tan inquietante. En sus propias palabras parece que uno se para En esa luz que anestesia el remordimiento, renace el deseo… y añado yo, la mirada, su mirada de fotero.

De donde no se vuelve

Alberto García-Alix

Museo Nacional centro de Arte Reina Sofía. Madrid

Hasta el 16 de Febrero.

www.museoreinasofia.es

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