miércoles, mayo 15, 2024
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No tenemos crédito

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Dice nuestra cultura económica y nuestra experiencia que de las crisis hemos salido cuando las familias se endeudan y cuando las empresas se endeudan para satisfacer las demandas de las familias. Sin embargo, el año en el que se supone se sale de la crisis, se ha reducido el crédito.

El Banco de España ha hecho públicas dos notas que revelan las dificultades del crédito en España. El 21 de Marzo, anunciaba en una nota con título algo críptico que se “mantiene el colchón de capital anticíclico en el 0%”.

Poca intensidad de crédito

La explicación es sencilla: teniendo en cuenta que el crecimiento excesivo del crédito se encuentra en la raíz de las crisis bancarias, se ha establecido, entre las medidas de prudencia financiera, establecer colchones en los periodos expansivos que, posteriormente, se utilicen en las crisis.

En consecuencia, resulta poco alentador un cero por ciento: es una confesión de que ni estamos en periodo expansivo ni hay crédito. Pero menos alentadoras son las cifras en las que el Banco sostiene su decisión y que revelan la debilidad del crédito en relación con la actividad económica.

La brecha entre el crédito concedido y el PIB, en 2015, es negativa en un 57,7; la mayor distancia desde el año 70, un mínimo histórico, y cuatro puntos peor que en 2014. La intensidad del crédito, la parte del PIB financiada con crédito, se ha reducido en 2015 en un 8%. Debe recordarse que el crecimiento medio en el periodo de expansión fue del 21,6%.

Las familias y empresas reducen su deuda

Un segundo informe del Banco de España da cuenta de los datos de créditos dudosos y contiene cifras sobre la evolución del crédito en 2015.  Las empresas y familias debían, a final de 2015, dos billones de euros. Una cantidad relevante pero que se ha reducido en un año en 83 mil millones de euros, un 4% de su deuda en 2014. Es decir, las familias y empresas siguen invirtiendo en desendeudarse antes que en consumo.

En el caso de los hogares se han reducido las inversiones productivas (4,4%) y la inversión en vivienda (4,7%)  mientras aumenta el crédito para bienes duraderos (11%), aunque su peso en el endeudamiento de los hogares es reducido. Las empresas han reducido  el crédito también en el entorno del cuatro por ciento; en el caso de la promoción inmobiliaria, la reducción alcanza el diez por ciento.

Menos morosos

Como es usual en la economía española, la morosidad es mayor en las empresas que en los hogares. En el caso de los hogares, los créditos dudosos suponen el 10,1% del total del endeudamiento, reduciéndose la morosidad un 22,1%, especialmente en materia de vivienda. Las empresas detentan un 14% de créditos dudosos. La morosidad más llamativa se sigue concentrando en el sector inmobiliario con una tasa del 27,5% , aunque se ha reducido nueve puntos en el último año.

Las facilidades financieras europeas

Puede plantearse esta información en otros términos: ¿dónde están los recursos financieros que el Banco Central Europeo ha puesto a disposición de la banca española? Desde luego, no en el crédito.

Una de las razones por las que Draghi ha incorporado una tasa de beneficio a los recursos que se conviertan en créditos es precisamente para evitar esta circunstancia. El problema es que el 0,4% de beneficio que el Banco Central propone está muy lejos del 3% que la banca española necesita para mantener sus obligaciones regulatorias.

En otros términos: la banca española no busca clientes para su negocio bancario pero si lo hace no ganará el dinero necesario para sus cifras de capital. Una trampa endiablada para una banca, la española, que sigue enredada en sus escenarios de crisis.

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