miércoles, mayo 22, 2024
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Romanticismo chic, geometría ochentera y el universo flúor de Ágata

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El romanticisimo ultrafemenino y chic de Teresa Helbig y la colección más decente y ponible de Ágata Ruiz de la Prada han abierto la segunda jornada de la 54 edición de Cibeles Madrid Fashion Week.

Teresa Helbig presenta a una mujer rendida ante el glamour de Cannes para su nueva colección de verano 2012: «un tributo a la artesanía y la calidad».

La diseñadora apuesta por los minivestidos metalizados con una combinación cromática que gana protagonismo sobre los demás colores de la temporada: dorado-rosa. Los tonos pastel son los preferidos de Teresa para lucir en la próxima época estival, haciendo hincapié en el beige y el camel.

Abrigos de verano, monos, faldas, pantalones de ante y blusas. Todo con algún detalle de volantes y coronados con sofisticados botines de piel de pitón y plataforma dorada. Como prenda estrella, los trench que llevan incorporados una falda de vuelo, de la que sobresale un toque de tul, material que le da ese maravilloso toque de romanticismo francés.

Todo esto antes de dar paso a los estampados de rayas en colores flúor, pero siempre respetando la máxima de ir combinadas con el color neutro por excelencia en esta colección: el beige.

En cuanto a los materiales, Helbig ha trabajado con tejidos naturales como el de piña, el lamé de lurex y el ante trenzado de forma artesanal, además de las gasas de seda. Los tonos elegidos son los neutros y el nude, aunque Teresa en algunos momentos se permite el lujo de romper con fuerza utilizando el morado.

Al caer la noche, aparecen los vestidos largos muy plisados y con mucho vuelo, dejando a un lado la idea de marcar silueta y ofreciendo a la mujer mayor amplitud de movimiento. Los drapeados en el escote y las espaldas al aire son la línea que sigue Teresa Helbig en esta parte de la colección.

Una vez más, los colores suaves son la tónica de la pasarela: blanco roto, amarillo pálido y hasta un rosa morganita desgastado que muta en nude  en función de la luz. El verde clorofila rompe con la monotonía y se convierte en la apuesta fuerte de la noche, momento del día en el que el georgette de seda y los cortes sofisticados se convierten en protagonistas femeninos.

Finalmente, hay que destacar que esta colección es la primera en la que la diseñadora presenta una línea de bolsos artesanos realizados mediante la misma técnica y tejidos de los vestidos de la colección.

Ágata se deja llevar por la pasarela de la calle

El segundo desfile de la jornada ha venido de la mano de la original diseñadora que, por primera vez, se ha rendido a unas pautas dictadas por la pasarela de la calle, aunque Ágatha se niega a abandonar sus icónicos corazones.

Con la pasarela inundada de globos y corazones estalla una explosión multicolor representada por pitillos capri en tonos ácidos y camisetas anudadas en donde el tejido denim también se hace su particular hueco, siempre combinado con los colores flúor que tanto favorecen en la época estival.

Los pantalones, de talle alto, alargan las piernas femeninas hasta terminar en un vertiginoso tacón cuadrado y de charol que también sigue la línea de los colores más llamativos. Los complementos, muy playeros, sobre todo los bolsos con forma de sombrero.

Muy poco corazón para la primera parte del desfile. Algo que, como es lógico, ha sorprendido mucho entre el público. Y es que esta colección es, probablemente, la más ponible y prometedora de Ágatha Ruiz de la Prada.

Bajo la atenta mirada de su marido, Pedro J. Ramírez, y de la Reina del Glamour, Carmen Lomana, los biquinis, triquinis y vestidos frescos y veraniegos con estampados florales y de lunares se iban sucediendo.

La colección Primavera-Verano 2012 ha estado marcada por la habitual combinación cromática que siempre utiliza la diseñadora. Con el fucsia como base, los amarillos, rojos, naranjas y azules celestes se han ido combinando en estampados de cuadros  y rayas marineras y anchas.

Para su apuesta de gala, Ágatha elige vestidos globo bicolores para alejar la tendencia de marcar las curvas de la mujer.  Los monos en azul klein también han tenido su hueco en esta pasarela.

Como prenda estrella, un vestido amarillo confeccionado a base de pétalos con forma de corazón.

David Delfín, geometría ochentera

El creador de este desfile, David Delfín, ha traído hasta la pasarela un despliegue de líneas geométricas adornadas con una explosión de color en estado puro.

Se enciende una luz roja y suena la música. Desde la front row, Carmen Lomana, Boris Izaguirre, Mario Vaquerizo, Alaska y la extraña presencia de un zombie no apartan su mirada del marco por donde saldrán las modelos vestidas con los diseños más espectaculares de David Delfín.

Las formas geométricas en colores de lo más vivos resaltan sobre un fondo blanco nítido. Se trata de «transformar las limitaciones en oportunidades». Una colección cargada de «dinamismo y alegría» en la que se entremezclan los vestidos con las minifaldas, los shorts e incluso hay sitio para los pantalones con una pata larga y la otra corta.

La línea masculina sigue la misma tónica. De hecho, podemos ver a los modelos luciendo modernísimos pantalones en color rosa pastel conjuntados con camisetas transparentes con una manga de cada color, siempre muy ácidos.

Los cortes se rigen por la rectitud de las formas en prendas que «se descuartizan y reconstruyen» y «los tejidos desvelan todo su colorido». Mucho reciclaje. Los materiales: seda, algodón, poliéster, acetato, poliamida…

La gran ovación por parte del público ha llegado con los trajes largos. Primero, un vestido en color crema con la falda tableada y detalle geométrico y multicolor por el escote. Los flecos anchos de colorines son una arriesgada, pero muy acertada apuesta de David Delfín para la próxima temporada.

Sin embargo,  lo más impactante de todo el desfile han sido los zapatos de taconazo, uno de cada color, sobre calcetines blancos, símbolo de que la moda ochentera está de vuelta. Y, por si quedaba alguna duda, suena la música de Alaska para la despedida.

Hannibal Laguna

La primavera y su símbolo más representativo han sido la inspiración de este modisto que se ha centrado en una línea elegante que ensalzaba la feminidad acentuando el busto femenino recuperando las cinturas marcadas a base de cortes al bies y volúmenes.

Hannibal ha vestido de gala la pasarela de la mano de vestidos largos, los de tipo cóctel y sencillos dos piezas. Los volantes han sido un gran protagonista, y los hemos visto tanto en puños y en camisas asimétricas a modo de chorreras.

El bustier y su universo también ha sido un clásico que ha revisado de la mano de estructuras compactas drapeadas que ceñían el cuerpo de las modelos marcando la cintura y el pecho seduciendo así a los objetivos de los fotógrafos. Los vestidos largos, muchos de ellos con cola, han venido gracias a la gasa, que gracias a las caídas limpias al bies, bailaba sinuosamente dando un efecto de feminidad y frescura además de jugar a un sutil juego con las transparencias.

El particular jardín de Hannibal Laguna está compuesto de elegantes vestidos tipo cóctel por la rodilla en tonos nude, el morado o el rojo, con materiales más rígidos y con motivos como lazos en la zona del busto, volviendo a acentuar esta zona tan femenina en un derroche de elegancia y sencillez.

Los modelos de dos piezas, compuestos por faldas lápiz de talle alto y blusas, se han combinado en tonos como blanco con brillos plateados y el verde, emulando tallos de flor.

Las sandalias, muy sencillas, también han querido rendir homenaje a la primavera dibujando motivos florales o incoporándolos al tobillo.

Las dos grandes estrellas han sido las faldas con pétalos cortados al bies con un suave efecto glassé, que se han ganado el aplauso del público.

Estrella Digital/Ep

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