Igor Basaruko no tuvo suficiente con generar polémica dentro de la 14ª edición de Gran Hermano, de la que fue concursante, que sigue dando guerra una vez expulsado del concurso y devuelto a la vida real.
El vasco ha sido condenado a nueve meses de cárcel por un delito de estafa. Ha sido acusado de haber realizado una compra de 3.000 euros con la tarjeta de crédito que sustrajo del bolso de una mujer mientras mantenía una cita con ella. Además de los nueve meses de prisión, Igor deberá devolver la cantidad sustraída a la desconocida mujer y pagar una multa de 320 euros.
La sentencia, fechada la semana pasada, afirma que los hechos tuvieron lugar en el año 2013, cuando el donostiarra quedó con una chica que acababa de conocer por las redes sociales. En la cita, en un momento en el que la joven aprovechó para ir al baño, le sustrajo 20 euros del monedero y fotografió todos los datos de su tarjeta de crédito.
Los 2.900 euros que el vasco gastó fueron dilapidados en una casa de apuestas, de la que la chica estafada recibió el cargo en su cuenta corriente. La Unidad de Investigación de Delitos corroboró que las direcciones IP desde donde se realizaron los pagos eran del citado concursante, que alegó para excusarse que no recordaba a la víctima y que padecía ludopatía.
Desnudo en una 'tweetcam'
Hace apenas un año, Igor hizo un chat con sus seguidores de Twitter en el que desveló muchos de los secretos mejor guardados del reality 'Gran Hermano'. Aseguró que la productora Zeppelin les prometió 1.200 euros a cada uno de los concursantes por entrar a la casa de Guadalix y, después, entre 25 y 50 euros por día cumplido de concurso (mucho menos que en las primeras ediciones).
Sin embargo, el vasco mostró unos recibos del banco por valor de unos 500 euros, cifra inferior a lo acordado en un principio. Además, contó que por asistir a las galas tienen un sueldo entre los 600 y 1.000 euros al mes, cosa que le parecía muy poco al exconcursante, que llegó a afirmar que si lo sabe no deja su trabajo para entrar en el concurso.
Además de desvelar todos estos datos, Igor no tuvo problema en quitarse la camiseta, enseñar el trasero e incluso de marcar genitales en ropa interior. Todo esto mientras relataba sus anécdotas sexuales dentro y fuera de la casa.