lunes, junio 17, 2024
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Le changement c’est maintenant

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Suele ocurrir gracias al buen Dios que no se olvida de los sufrientes. El discurso de Le Bourget llegaba en un momento en el que ya no podíamos más. Y ahí me quedo, porque mi respeto a Dios incluye no mezclarle en las disputas políticas. El candidato socialista francés para las presidenciales de abril, François Hollande, comienza su campaña con un chorro de aire fresco e ilusionante en un mundo y en una Europa en plena bocanada decadente por no decir moribunda. Este hombre quiere entrar en la senda de Mitterrand, Kennedy, Martin Luther King o Barack Obama, es decir, en la mejor tradición de los grandes políticos de los últimos sesenta años, cuando llevamos un par de décadas con creciente déficit de grandeza en ese terreno. No quiero cometer de nuevo la ingenuidad de colarme de ilusión, que luego viene Obama y hace tambalear con sus flaquezas el gran muro de su programa y de su estatura inicial. Pero tampoco quiero ignorar los resquicios por los que se cuelan esas escasísimas luces que pudieran iluminar nuestros pobres caminos de inicios del siglo XXI.

En el discurso, que es un alegato general contra la pequeñez y el vuelo gallináceo de los actuales políticos, incluso hay joyas que inciden de modo directo y preciso en las enormes contradicciones puestas en el escaparate por la crisis económica. Por ejemplo, cuando explica que su verdadero enemigo es el mundo de las finanzas, ese sistema «que no tiene nombre ni cara, no será jamás candidato ni será elegido, y sin embargo gobierna». En muy pocas palabras Hollande resume la escandalosa sinrazón que nuestros dirigentes a veces no se atreven a denunciar. El sistema financiero y los mercados, no elegidos por nadie, son los que realmente nos están gobernando, como comprobamos todos los días pero casi nunca denunciamos. El alegato viene de quien probablemente será presidente de Francia dentro de tres meses. Desde el mundo progresista sólo tenemos con él motivos de agradecimiento. Cuando tanto se habla en vano de cambio, me quedo con este «Le changement c’est maintenant».

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Pedro Calvo Hernando

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