sábado, mayo 11, 2024
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Agentes del PP

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Las turbas de «asaltapergrinos» y las cuadrillas de presuntos «indignados» enseñoreándose de los espacios públicos son los mejores propagandistas electorales del PP. La delegada del Gobierno en Madrid es un agente doble al servicio de Génova. A Elena Valenciano y Antonio Hernando, cabezas del equipo electoral de Rubalcaba, creo que los tiene directamente en nómina Rajoy.

Porque otra explicación no hay al ataque de esquizofrenia que el partido socialista, el candidato y el Gobierno están retransmitiendo al país convertidos en el mejor ejemplo que pueda ponerse al alumnado ciudadano sobre  comportamiento bipolar. Los unos hacen como que cumplen con su responsabilidades gubernamentales mientras que los otros o ellos mismos con diferente mano se deshacen en arrumacos y besuqueos con los «antisistema». Contagiados  de unos medios que dimensionaron hasta el paroxismo el 15-M y que ahora  se han empeñado en que concluyamos  que lo que hemos visto es falso, que es el ojo el que le pega al puño, se erigen en defensores del  matonismo cuadrillero y la algarada callejera contra unas Fuerzas de Seguridad del Estado, maniatadas, obligadas a la inanidad, expuestas de continuo  a la vejación y a la bula por parte de unas bandas que ya consideran que Madrid, sus calles y sus plazas son suyas y allí no hay otra ley que la que ellos imponen.

Porque lo que España,  y el mundo que nos miraba, ha visto ha sido a chavales, muchos de ellos, extranjeros y menores de edad, hostigados, acosados, maltratados, vejados y golpeados por una horda enfurecida que decía ser provocada por su simple presencia. Vociferando improperios y gritando cuanta ofensa se les ocurría, han puesto al descubierto que el supuesto laicismo que pregonaban ocultaba el más torpe fanatismo  antirreligioso y  una furia anticlerical y anticatólica tan rabiosa como impotente en su ínfima e intolerante minoría ante la demostración masiva e impactante en número y actitud de los participantes y la verdadera tolerancia y simpatía del conjunto de la sociedad española que en su muy inmensa mayoría comparte esa fe, o desde luego, la respeta y para nada quiere identificarse con quienes insultan y agreden.

Pues en ello están los estrategas de la campaña del PSOE, en el arrimón y el baboseo a esos energúmenos pidiendo investigar a unos agentes de la autoridad, que manda su compañero de partido, segundo hasta ayer y sucesor dilecto de su propio  líder Rubulcaba, que se limitaron a disolver a los presuntos laicos e indignados  sólo después de dejar durante muchas horas inermes, indefensos  y a merced de la agresividad de los anti-Papa a cientos de jóvenes del JMJ. Que eso si que es cada vez más criticable, cada vez menos comprensible  y comenzará a ser clamor si Madrid sigue siendo una especie de coto privado donde esas cuadrillas  acampan, cortan calles, impiden el paso y «okupan» a su antojo plazas y espacios públicos. Cuando algunos periodistas profesionales, y no esos catecúmenos activistas que envían las cadenas «amigas» y  que en vez de crónicas ejercen de agitación y propaganda al servicio de la causa, han dado fe de lo vivido y visto (clarificador el testimonio de Fernando Lázaro en «EL Mundo»)se han caído muchos palos del sombrajo. Pero no parece que Ferraz se haya dado por enterado.

Muy desesperado tiene que estar, sin duda, el aparato propagandístico del PSOE. Las perspectivas, más allá de las encuestas, están marcadas por la terrible hecatombe del 22-M . Pero este disparate parece en verdad diseñado por sus enemigos. ¿Cree el PSOE que sus votantes se sienten en absoluto identificados con esas partidas de la greña, la gresca y el insulto ? ¿Cree que sus votantes son unos furiosos ‘comecuras’? ¿Pero es que Valenciano y Hernando no tienen un pueblo, no han ido a una romería o no han visto unas imágenes del Rocío. Muy malparado ha quedado el partido tras las elecciones municipales y autonómicas. En la raspa se ha quedado pero como sigan empecinados en  tales desvaríos lo que se pueden quedar es por debajo de los 100 escaños.

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Antonio Pérez Henares

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