A las bolsas les quedan media docena de sesiones basura, punto final a un ejercicio agotador, el peor de un par de generaciones, que es como decir el más indeseable de la historia. Estas últimas sesiones son como para olvidar, para ajustes últimos inútiles que no van a cambiar nada.
Ha sido un año para no olvidar, con sesiones de altísima volatilidad, con diez jornadas en las que se registraron variaciones superiores al 6% y con una caída de principio a fin de año de casi el 40%, un retroceso generalizado en todos los índices mundiales.
Cualquier estadística de este año es anómala, espectacular. Altos volúmenes de negociaciones, gran volatilidad, pérdidas imponentes y para remate el ‘escándalo Madoff’, una estafa en el corazón del sistema que avergüenza a los más viejos del lugar y que demuestra que en asuntos de dinero no se puede uno fiar de nadie.
En España, con el tradicional sorteo de la lotería de Navidad, el personal amaina en sus pasiones, y la Bolsa también. La sesión de ayer fue como de un día casi festivo, con poca animación y muchas ganas de echar el cierre. La negociación se quedó a la mitad de la de un día normal, menos de 1.500 millones de euros, que sirven para marcar cambios a la baja, pero que son poco significativos.
El Ibex 35, tan significativo como cualquier otro índice internacional, anda coqueteando con el 9.000 frente al 15.000 de principios de año, en octubre marcó mínimos por debajo del 8.000, como anticipando la caída de las expectativas (y de la producción) de estos tres últimos meses del año, y desde entonces se soporta entre 8.000 y 9.000 puntos con movimientos laterales y de ajuste y con preferencias hacia unos u otros sectores y valores.
En resumen una Bolsa que está ya de vacaciones, agotada y en espera de nuevas referencias, las que propicien las medidas ya adoptadas por todos los gobiernos y sobre todo las que vaya a adoptar la nueva Administración de Obama, de la que se espera y a la que se va a exigir una respuesta enérgica y eficaz a esta aguda crisis financiera.
Fernando González Urbaneja