No exento de sus sustos, Rafael Nadal ha dado otro paso en el camino a su quinto Mutua Madrid Open. El español arrancó tímido y fue sometido al dominio de Sam Querrey, que armado con un potente servicio y una derecha demoledora sembró el pánico en la pista Manolo Santana. “De milagro”, como advirtió de su asiento Toni Nadal, el balear logró nutrirse de los errores del californiano para cerrar la primera manga. Más cómodo transcurrió el segundo set, en el que Rafa tendió a mejorar hasta cerrar el triunfo (). En cuartos de final le espera el portugués Joao Sousa.
Un set “de milagro”
La grada no despertó de su asombro en el inicio. Nadal se alejó de la versión ofrecida en Montecarlo y Barcelona, e incluso de la solidez ejercida frente a Kuznetsov. El balear se acomplejó en la noche de la capital, restó muy atrás y careció de juego ofensivo, lo que propició que le concediera la iniciativa a Sam Querrey. Y el estadounidense, más consciente de su tarea, aprovechó la circunstancia. Sin perder un solo punto con su primer servicio, y al ataque siempre con su derecha, (diecisiete winners en el primer set) se situó al frente en el marcador (0-3) y colocó a Rafa en una situación complicada.
Entraba en los planes que el manacorense cambiara el rumbo del encuentro, y lo hizo, pero más por demérito del californiano. El español, con 1-4 abajo, mantuvo una línea tímida, donde su derecha apenas acogió protagonismo. Sin embargo, a Nadal le sirvió con aguantar los intercambios. Querrey comenzó a errar, lleno de imprecisiones, a pesar de tomar la iniciativa en cada punto. En apenas quince minutos, el español revirtió la situación (5-4). No disipó las dudas en su último servicio, pero encadenó su quinto juego consecutivo para cerrar el primer acto (6-4).
Triunfo sin brillo
“De milagro hemos ganado el set”, reconocía desde su asiento Toni Nadal a las cámaras de Televisión Española. Era evidente que el tenista de Manacor necesitaba incrementar su ritmo, y en la segunda manga abrió brecha inmediatamente (2-0). No obstante, pese a soltarse algo con su derecha, los golpes del español seguían sin hallar profundidad. Eso permitió a Querrey crecerse de nuevo, cuando más en contra tenía el partido. El californiano se entonó e igualó la segunda manga, para de nuevo llenar de incertidumbre el rostro de los asistentes.
Pero fue un mero espejismo. El tenista estadounidense no encontró la regularidad del inicio, y se sostuvo a base de derechas aisladas. Sin embargo, estas cada vez llegaron con menos frecuencia y permitieron respirar aliviado a Nadal. El español asumió que no iba a exhibir la brillantez de las últimas semanas, y se centro en el único objetivo del triunfo. Sólido, y con destellos fugaces, Nadal encadenó cuatro juegos para certificar el triunfo (6-4 y 6-2). En cuartos de final el español se medirá a Joao Sousa.