Que las famosas viven de su imagen no es una afirmación que sorprenda demasiado. Sus figuras públicas, más allá de que a su vez sean buenas profesionales en sus ámbitos, impactan en una sociedad que, a través de las pantallas de televisión, reciben y juzgan sus aspectos. Y más si han sufrido un cambio drástico.
Este es el caso de Terelu Campos, que este jueves estrenó en Telecinco un ‘reality’ en el que, junto a su madre, mostraba las partes más íntimas de su vida privada. Sin embargo, lo que todo el mundo esperaba como el redescubrimiento de una de las familias más arraigadas del ‘cuore’ nacional, se convirtió en una oda al peso de la colaboradora de ‘Sálvame’, que no hizo más que quejarse de sus kilos de más y de lo imposible de deshacerse de ellos.
Pese a que aseguró en varias ocasiones que come poco y que se sacia enseguida, muy numerosas fueron las imágenes en las que la malagueña picaba de aquí y de allá, sin hacer ascos a ningún alimento más que a los “hierbajos”, como ella llama a todo alimento sano. En su caso, su subida de peso se debió al tratamiento al que se tuvo que someter tras sufrir un cáncer de mama, ya superado. Después, admite que le ha sido imposible volver a su talla 36 de toda la vida: “No me reconozco, cuando alguna amiga me manda fotos antiguas y me veo me dan ganas de llorar”, aseguró.
Esta tarde en @QTTF vestida con mono de LAMUSA,espero que os guste. pic.twitter.com/n5gOEe1OdI
— Terelu Campos (@terelu_campos) 7 de agosto de 2016
El problema de Terelu no es un caso aislado en la televisión. Dos de las invitadas a su programa, que estrenará su segundo y último capítulo el próximo jueves, están en la misma tesitura. Las presentadoras Tania Llasera y Carlota Corredera hablaron en torno a la mesa de comedor de la matriarca de la familia, María Teresa, del tema del sobrepeso, algo que les ha afectado tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Corredera ha sido una de las que más se ha preocupado por descubrirle al mundo su problema y aparecer, tanto en revistas como en la pequeña pantalla, contando su satisfactoria pérdida de peso. La periodista aseguraba en ‘Hable con ellas’ que en nueve meses ha conseguido perder 55 kilos de peso, y pasar de tener una talla 60 a una 44. Durante su embarazo, Carlota se dio cuenta de que su sobrepeso se estaba convirtiendo en un grave problema de salud, hasta llegar al punto de tener que pincharse heparina para evitar que se le formara un trombo. Entre lágrimas, aseguró que estaba tan preocupada que incluso le ocultó a su familia este suceso, pero que poco a poco y gracias a su fuerza de voluntad y a sus entrenadores personales, está consiguiendo salir adelante.
Tania Llasera, por su parte, se ha convertido en una gran abanderada de la belleza real y de la lucha contra los complejos y cánones de belleza femeninos. La figura de la presentadora de ‘La Voz’ comenzó a ser noticia cuando dejó de fumar y subió de peso, ante la avalancha de críticas de sus fans a los que se metían con ella y la defensa de la salud por encima de los cánones de belleza de la propia Tania.
Después llegó su embarazo, retransmitido mes a mes por la presentadora en Instagram y, tras él, la llegada al mundo de su primogénito, José Bowie. La figura de Tania Llasera volvió a estar en el punto de mira cuando ella misma compartió una foto en la red social de la Polaroid en la que mostraba su barriga post parto. Actualmente continúa, por medio de las redes sociales, compartiendo con sus seguidores la dieta y los ejercicios físicos que practica a diario para que su salud siga siendo de hierro. Aunque como ella bien dice, no es una dieta al uso, sino un estilo de vida.
Otra compañera de cadena que ha visto como los números de su báscula subían es Belén Esteban. Tras pasar varios meses alejada de los medios para curar algunos problemas de salud, la colaboradora regresó a los medios más sana que nunca, pero también visiblemente más rellena. Pero tras su paso por 'Gran Hermano VIP' Esteban consiguió perder siete kilos, pasó de los 72,5 a los 65. Ella advirtió que había guardado todos sus vestidos de la talla que usaba anteriormente para, una vez preparada, volver a lucir tipazo. Y es que una buena figura no siempre significa tener que entrar en una talla 36, sino llevar con orgullo un cuerpo sano producto de una dieta equilibrada y de un ejercicio físico adaptado a las capacidades de cada persona.
Ana P. Cabrero