viernes, mayo 10, 2024
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La originalidad imposible

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Me cuentan que la nueva estrella emergente de la esperanza política se marcha al nordeste a pescar votos. La verdad es que los capítulos por contemplar del bonito melodrama que lleva por título «Independizar en tiempos revueltos» pueden ser fascinantes. Ya lo es que Podemos, al final, haga lo mismo que el PSOE y el pájaro del tero tero, que canta aquí en este lado y, en otro, pone los huevos. Por un lado, el ciudadano Sánchez habla de España y los españoles, y, por otro, el ciudadano Iceta, como socialista de Cataluña, matiza, añade, reforma, diseña y no se le ocurre nombrar a España, y dice, lo de país, Estado y Administración Central, esos eufemismos ridículos, porque nadie dice voy a pasar las vacaciones a la Administración Central del Estado español o anuncia que se va al país francés. Los podemistas van a repartirse los papeles y, mientras el ciudadano Iglesias ordenará poner de pie a la famélica nación, la ciudadana Gemma Ubasart, que es catalana, hará el papel de Miguel Iceta, e insistirá en el derecho a decidir. Pero puestos a actuar como ha actuado casi siempre la cofradía política, los podemistas van a imitar a Manuel Fraga, que fue uno de los primeros que hizo las Américas para recoger votos gallegos. Y se van a ir a Argentina, donde mantienen excelentes relaciones con ese genio -mitad viuda, mitad médium- que ha logrado ir redondeando su fortuna a medida que se va arruinando Argentina, conocida para el mundo como Cristina Kirschner. Pero lo más tradicional es que los podemistas han recuperado el lenguaje huero y anfibológico más típico de los políticos, logrando no decir nada con muchas palabras. Esta declaración del ciudadano Iglesias es para mí muy deslumbrante: «Pienso que España es un país de países, es un país de naciones, y cuando se nos plantea que es lo que habría que hacer yo digo: derecho a decidir sobre todas las cosas». Irrefutable. Nadie puede enfadarse. El Oráculo de Delfos también hablaba con la misma ambigüedad.

Luis del Val

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