Lo peor de la caverna se vuelve hacia Andalucía. No lo soportan. No entienden como el señorito típico y modélico, moreno marbellí, encanecido a base de esperar, se quedó otra vez sin silla, a pesar de haber retrasado los presupuestos y mentido con salero sobre el déficit. Los tribunos se irritan y los estultos se agitan, a veces es difícil. Los hay que sin estar de acuerdo, se oponen con corrección y educada discrepancia: los aplaudo.
Estos derechistas de cartera roja, ¿Acaso no pidieron que el estado actuara para ordenar el mercado?
A los otros no. Lo siento. Son como gatos de pelambrera erizada, de colmillo a la vista, de bufido intelectual y rabia convulsa, una fuente de espumarajos que bien pondrían en bombas como hicieran en su día: lo sé, que las viví. Me inquieta tanta felonía con forma de caballo de Atila porque, al fin y al cabo, ¿no nacionalizaron los bancos aportando capital público? Estos derechistas de cartera roja, ¿Acaso no pidieron que el estado actuara para ordenar el mercado? ¿No piden que el estado ordene la economía? Parece mentira tanta hipocresía. Tanta que ha tenido que salir la señora Aguirre aguirreando con dureza contra tanta tontería.
Fíjense: empezaron los escraches a la puerta de la Dator, cuando, quién sabe, iban allí hasta las princesas, dicen. Allí señalaban, acusaban, agredían, etc. Nadie se quejaba. No estaba la Cifuentes repartiendo multas. Ahora los estultos, que son más de los que pensábamos, la toman a diario desde su cuevita de la derecha para insultar a la Colau, a poner a parir a Ada. Y ¡zás!, se nos aparece la Torres y entonces los ultras se nos ponen estrábicos. Y se quedan como Alzaga, que era la cuestión democristiana del discurso ejemplarizante de la banda del Mirlitón, dios te saluda nuestra canción, que decía la letra, con Ismael tocando la botella de anís como si fuera Falla, a su modo, él.
Ahora Torres, feroz comunista, caperucita roja, les dice a los andaluces que primero las personas, que el estado, que es la Junta, actúa contra el desdén de la banca propietaria y sanguijuela. Curioso el caso. Y Griñán, ‘erificado’ por la cosa de una banda de sinvergüenzas, se colma y se purifica. Es un decir. Y uno se pregunta por Extremadura y se pregunta también qué es una política de izquierdas y si Monago mola, y prefiere no preguntarse más porque, al fin y al cabo, está bien lo que nos cuentan.
De momento rabian como en San Martín los animalicos cuando van camino del atropello. Se vuelve contra ellos la rabia de la espumosa mujer de Güemes, ¿Cómo dijo? Pues eso. Les toca.
Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital
Rafael García Rico