sábado, mayo 11, 2024
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El probable fin de ETA

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Es casi inevitable ser escéptico. Las esperanzas de muchos volaron por los aires en el aparcamiento de la T4; y por eso la primera reacción de la mayor parte de la sociedad y de los partidos ante el comunicado de ETA del pasado 5 de septiembre, en el que la banda terrorista anunciaba «la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas», se movió entre el recelo, el desprecio y la indiferencia. Pero desde entonces, han pasado algunas cosas que están cambiando esa percepción. Incluso el más escéptico de todos los partidos, el PP, asume ahora como una hipótesis más que probable que al fin ETA se acabe. Así lo reconocía implícitamente esta semana el propio líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, cuando hablaba de una «cuarentena democrática» para ETA ante esa posibilidad, ya nada utópica: que la banda terrorista deje las armas unilateralmente, por fin y para siempre.

¿Qué ha cambiado desde el 5 de septiembre que permita este optimismo? Hay varias fechas claves. El 25 de septiembre, cuando Batasuna pidió públicamente a ETA un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable» en un documento que también firmaron Aralar y Eusko Alkartasuna. El 17 de octubre, cuando Otegi, en una larga entrevista en El País, afirmó que «la estrategia independentista es incompatible con la violencia armada». Y también el 20 de octubre, cuando Zapatero, durante la rueda de prensa en la que comunicó su crisis de Gobierno, calificó los pasos dados por la izquierda abertzale como «insuficientes», pero también matizó que «no van a ser en balde».

La izquierda abertzale se mueve, y mucho. La gran diferencia de este proceso con respecto a todas las treguas anteriores es que ahora estamos ante una negociación entre Batasuna y ETA, en la que los demás partidos y el propio Gobierno son poco más que observadores. A los tres adjetivos que Batasuna pide a ETA para el alto el fuego –permanente, unilateral y verificable– se suma un cuarto que, desde la izquierda abertzale, quieren también subrayar: incondicional. En cuestión de semanas, es bastante probable que llegue un nuevo comunicado de ETA donde la banda acepte estas premisas. No será porque el Gobierno esté negociando en secreto con los terroristas, algo que sólo existe en la imaginación de Mayor Oreja. La novedad es que esa ETA policialmente acorralada, y más aún esa Batasuna ilegalizada, parece ser al fin consciente de que la vía de las armas es un camino sin salida y sólo queda la política.

En las últimas semanas, el mediador internacional Brian Currin se ha reunido con ETA, y también con los partidos políticos. La banda terrorista le ha transmitido su intención de declarar en breve un alto el fuego bajo verificación internacional, y así se lo ha contado Currin después a los partidos en estos días, lo que explica también tanto revuelo.

Batasuna también se está moviendo. Según publicó este miércoles El Correo, la semana pasada envió un mensaje al presidente Zapatero, a través del secretario general de ERC, Joan Ridao, confirmando su intención “honesta” de desmarcarse de las armas, de obligar a ETA a dejar las pistolas y de presentarse a las próximas elecciones municipales de 2011 con un nuevo partido.

Sin embargo, las municipales no son el único objetivo que busca Batasuna. Según los tiempos que ahora se manejan, antes de fin de año ­–después de que ETA haya anunciado esa tregua «permanente, unilateral y verificable»–, Batasuna presentará en Madrid los estatutos de un nuevo partido. ¿Conseguirá pasar el filtro de la Ley de Partidos? Está por ver, ya que depende de la Justicia: del Tribunal Supremo y después del Constitucional. El Gobierno no puede ponérselo fácil a Batasuna, aunque quiera: la presión del PP lo impide, y el PSOE no puede permitirse que lo que puede ser un éxito político –la derrota de ETA– se convierta en un bumerán en su contra de cara a las elecciones de mayo.

Por otra parte, en el PSE y también en el Gobierno triunfan las tesis de Rubalcaba: mantenerse en la firmeza contra ETA. Argumentan también que, de esa forma, se refuerza a Batasuna; que si ahora el Gobierno lo pone fácil daría juego a los duros, a los que dentro de ETA creen que con un par de guiños más ya es suficiente para que la izquierda abertzale pueda maniobrar y que después ya se verá si conviene volver a matar.

Parece muy difícil que la izquierda abertzale sea legalizada antes de mayo. Aunque, según está transmitiendo Batasuna a los demás partidos, el proceso en marcha no se detendría, incluso en el caso de que los tribunales no les permitan presentarse a las municipales. Si no consiguen ser legales para mayo, es probable que pidan el voto para EA. Sus planes son a más largo plazo y pasan por liderar, tras el fin de ETA, un polo soberanista que incluso forme parte de un futuro Gobierno vasco tras las elecciones de 2013. Si ETA acaba al fin gracias a un proceso impulsado por Batasuna, será Batasuna quien rentabilice electoralmente el resultado en Euskadi y recupere un papel que quedó enterrado, como dos vidas y tantas ilusiones, bajo los escombros del parking de la T4.

Ignacio Escolar

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