domingo, mayo 19, 2024
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Manos blancas contra ETA

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Los terroristas habían dado una nueva vuelta de tuerca. El impacto que produjo el asesinato de Tomás y Valiente provocó el surgimiento de la protesta de las manos blancas en las calles de Madrid. Miles de jóvenes denunciaron la violación de la esperanza con pintura blanca en sus manos. Fue la primera manifestación visual y sonora que galbanizó la protesta silenciosa contra el terrorismo un año antes del asesinato de Miguel Angel Blanco.

La inmensa multitud que protestó en Madrid escuchó emocionada uno de los mensajes más rotundos en el largo recorrido de la lucha contra el terrorismo. Fue el hijo de la víctima, Quico Tomás-Valiente, quien exclamó ante la multitud: «Somos más; somos más fuertes; somos mejores».

La marea de las manos blancas se extendió al conjunto de España y eclipsó la austera -y heroica- expresión de silencio de las concentraciones de Gesto por la Paz.

El tiempo corroboraría después que eran necesarias palabras y gestos más explícitos ante el desafío del terrorismo. El sacrificio de Francisco Tomas y Valiente, vigía del sistema democrático español, destapó un espíritu combativo contra ETA, que se desbordaría después ante el infame secuestro y tortura de José Antonio Ortega Lara y del asesinato a plazo fijo del joven concejal del PP Miguel Angel Blanco. Pero algo se movió en los corazones de las multitudes aquella fría mañana de febrero tras la dantesca presencia de la muerte en la Universidad. O tal vez fue la acumulación de la repugnancia ante la lista de policías y guardias civiles y empresarios asesinados, y los crímenes de Zaragoza e Hipercor.

No siempre tuvieron miramientos para sus objetivos. Pero a veces eligieron el potencial de sus víctimas. Fue el caso de Francisco Tomás y Valiente. En su último libro, publicado tras su muerte, se expresaba así: «si políticos, periodistas y policías acatan y cumplen sin fisuras las reglas del Estado de Derecho, si los partidos políticos nacionalistas y democráticos superan indefiniciones y ambiguedades tal vez constitutivas, y si los ciudadanos apoyan la paz y la libertad, el Estado puede ganar el desafío». Palabras que siguen siendo certeras hoy.

Chelo Aparicio

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