lunes, mayo 20, 2024
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Correa desconcierta al banquillo de Gürtel

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“Paco está raro”, “Paco está esquivo”, “hace meses que no consigo hablar con él”. El comienzo del juicio oral por el caso llamado Gürtel I ha hecho que todos los encausados se vuelvan a ver las caras en el polígono industrial de San Fernando de Henares (Madrid), donde la Audiencia Nacional tiene sus macrosalas para este tipo de vistas. Unos han engordado, o adelgazado, o perdido pelo, pero quien centra todas las miradas es Francisco Correa, Paco, y las dudas las genera saber si ha llegado a algún tipo de acuerdo con la Fiscalía.

Aunque la Fiscalía ha negado cualquier tipo de pacto con Correa, el hecho de que no su defensa legal planteara objeción previa alguna sobre las pruebas -sobre las que casi todos los acusados han pedido nulidad– ha puesto la mosca tras la oreja a los acusados. Pero más que esta cuestión técnica, es la actitud de Francisco Correa la que tiene extrañados a todos.

Uno de los acusados asegura que Correa es “esquizofrénico y paranoico”, pero sus evasivas en las últimas semanas no son normales. Muchos de los acusados se dejaron de ver cuando estalló el caso Gürtel, no han mantenido contacto con el paso de los años, algunos enfrentados y otros porque se fueron a vivir lejos de Madrid, todos ellos fuera de la política y los asuntos públicos. Sin embargo, alrededor de Francisco Correa, una vez salió de la cárcel, se han encontrado unos cuantos de sus antiguos amigos, empleados y afines. Siempre líder con su enérgico y enigmático carácter, Correa habló, escuchó y se dejó querer. Ahora nadie sabe de qué va su juego.

“Es complicado que Correa llegue a un pacto”, explica una fuente jurídica conocedora de los pormenores de este juicio, “no hay manera de rebajar 125 años de cárcel como le piden. Los atenuantes no valen, si es condenado va a ir a la cárcel sí o sí”. Hay acusados que no quieren ver la cárcel bajo ningún concepto, y han ido resarciendo al estado de sus presuntos delitos económicos. Tampoco parece fácil el envite para su exmujer, Mª Carmen Rodríguez, con cuantiosas penas pendientes y difícil pacto con Fiscalía.

Como decía Estrella Digital, en el polígono industrial de San Fernando de Henares se están reencontrando muchos de los que coincidieron en la boda de la hija de José aría Aznar. Los tiempos han cambiado tanto, que de los excesos de su día, los acusados ahora están en cierta precariedad económica, siquiera aparente. Eso hace que lo más concurrido a mediodía sean los bares donde con un pincho o medio bocadillo poder cubrir el mediodía, sin los alardes de antaño. Algo parecido sucede con las indumentarias. Hay varias tendencias, los que llaman en broma “bodas, bautizos y comuniones” por su elegancia en la sala, los que han optado por un perfil más discreto y quienes directamente muestran un estado de abandono físico y en el atuendo, “casi chandaleros”, explican periodistas que están en la sala cubriendo el macro juicio.

Redacción

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