España quiere acabar con una tarea pendiente en sus Fuerzas Armadas: contar con militares formados para atender de forma inmediata heridos graves en un lugar aislado u hostil en el que no haya médicos cerca, los conocidos paramédicos con los que ya cuentan otros ejércitos como el Estados Unidos desde hace años.
De este modo, y según un borrador de real decreto que maneja Defensa, además de la formación básica que ya reciben los militares que salen en operaciones –preparados para poner un vendaje o trasladar un herido- habría otros dos niveles competenciales (medio y avanzado) para “atender las lesiones que producen un mayor número de muertes en combate”, así como “actuaciones que resulten indicadas en situaciones de aislamiento, en especial en ambiente hostil o de bajas masivas”.
Estos militares, que podrían actuar en operaciones militares y su preparación, se formarían con “actividades docentes (cursos, seminarios, jornadas o ciclos de conferencias) dentro de la Enseñanza de Perfeccionamiento, así como otras actividades de instrucción y adiestramiento», según recoge el borrador de la norma, que se adapta a los «protocolos establecidos por las Organizaciones Internacionales a las que España pertenece».
La capacitación de nivel avanzado permitiría realizar maniobras de cierta complejidad, como colocar una mascarilla laríngea o realizar una punción cricotiroidea (la mediática operación de clavar un bolígrafo 'bic' para permitir la entrada de aire en los pulmones cuando las vías respiratorias superiores están obstruidas).
Controversia
Estas posibles competencias para personas sin formación médica han generado críticas por parte de asociaciones profesionales de militares, que consideran que el empleo de estas técnicas, que consideran invasivas, requieren de unos conocimientos y capacitación profesional que solo tiene el personal de enfermería y el facultativo.
Además, inciden en la posible responsabilidad civil o penal de estas personas, tanto por realizar estas prácticas como por no hacerlo, como ocurriría con los profesionales médicos.
Otro de los aspectos que critica una de estas asociaciones profesionales es que esta norma permitirá estructurar la sanidad militar con personal no facultativo ya que se aplicaría tanto en operaciones como en su preparación.
Este aspecto entraría en conflicto con las competencias que establece la Ley de la Carrera Militar para el Cuerpo Militar de Sanidad cuyos cometidos son “la atención a la salud en los campos logístico-operativo, asistencial y pericial y los relacionados con la psicología, farmacia y veterinaria”. Así, critican que la «atención sanitaria recaiga de forma general en el personal militar no facultativo» y achacan esta medida a un “fracaso de la política de reclutamiento de personal médico”.
Una norma esperada para otros
Fuentes del Cuerpo de Sanidad Militar han explicado a Estrella Digital que esta es una norma esperada durante mucho tiempo dentro de las Fuerzas Armadas, ya que crea la figura del paramédico presente en otros Ejércitos del mundo, fundamental para la atención en un primer momento de un herido grave en combate.
Se trata de dar una capacitación técnica que permite tener una mayor versatilidad a las unidades en operaciones, en las que, en muchas ocasiones, no pueden incluirse médicos por la falta de este tipo de personal. En cualquier caso, las mismas fuentes advierten de que el buen desarrollo de esta medida dependerá de los sistemas de formación -que no aparecen detallados en el borrador.
Además, los expertos no encuentran problemas con la aplicación de estas “técnicas invasivas” que recoge el borrador, siempre que sean profesionales médicos los que impartan la formación para aplicarlas. De hecho, el Colegio de Médicos de Madrid considera que la mayor parte de la población debería tener cocimientos adecuados para poder ejecutarlos.
Paula Pérez Cava