Cuando hablamos de celulitis, casi todos sabemos a qué nos referimos: es esa patología antiestética femenina que produce un aspecto abollonado de la piel, similar a la “piel de naranja”, y que se localiza en determinadas zonas del cuerpo de la mujer como las nalgas, las caderas, los muslos, el interior de las rodillas y las piernas, aunque también puede aparecer en la nuca, los brazos y el abdomen.
¿Qué es realmente la celulitis? ¿Se trata realmente de una enfermedad? ¿Cómo se produce? ¿Todos los casos de celulitis son iguales? Y, sobre todo, ¿tiene solución? Vamos a intentar responder a estas preguntas.
La palabra celulitis significa “inflamación de las células o del tejido celular subcutáneo” y realmente debería aplicarse sólo a lo que en medicina conocemos como verdadera celulitis, que es una enfermedad infecciosa-inflamatoria de la piel que se produce cuando diversos tipos de bacterias infectan el tejido celular subcutáneo produciendo una inflamación aguda y relativamente grave que requiere tratamiento urgente.
Lo que comúnmente conocemos como celulitis deberíamos llamarla “dermato-paniculosis-vasculopática fibro-edemato-esclerótica”. Es un nombre muy largo, por eso todos seguimos llamándola celulitis, pero define bastante bien este padecimiento antiestético, ya que se trata de una afectación de la piel que empieza en la dermis (segunda capa de la piel, debajo de la epidermis), que acaba afectando a la hipodermis (tejido celular subcutáneo) y en la que los componentes del tejido conjuntivo de la piel (células, fibras y sustancia fundamental) van perdiendo su estructura básica produciéndose primero un encharcamiento (edema) que compromete la microcirculación y, después, una fibrosis de la zona que termina esclerosándose.
No deberíamos considerarla como una enfermedad propiamente dicha, ya que es la respuesta habitual de los tejidos cutáneos a las tormentas hormonales (principalmente de estrógenos) que tienen todas las mujeres durante su periodo fértil. De hecho la padecen, en algunos de sus grados, entre el 80 y 90% de la mujeres de los 14 a los 65 años, por lo que lo realmente anormal sería no tener nada de celulitis. Los hombres no suelen padecerla, salvo los obesos mórbidos que al tener tanta grasa en su organismo pueden llegar a fabricar estrógenos (hormonas femeninas) en suficiente cantidad para generar algo de celulitis y que se les suele localizar en la nuca conocida como “giba de bisonte”.
Debido a su factor etiológico hormonal, suele aparecer en los momentos de mayores niveles de estrógenos como son: la pubertad con el comienzo de los ciclos menstruales, las tomas primeras de anticonceptivos orales, los embarazos y en el climaterio cuando aparecen los trastornos menstruales previos a la menopausia.
Deseo aclarar que la celulitis no es sinónimo de obesidad y, de hecho, hay mujeres delgadas que padecen celulitis incluso en grado importante; por el contrario, también hay mujeres obesas cuyo grado de celulitis es mínimo. Lo que si ocurre es que se suelen asociar en muchos casos y que el sobrepeso agrava la celulitis, dándole un aspecto más voluminoso y complicando su tratamiento.
Según el aspecto, edad de aparición y localización, podemos clasificar las celulitis en tres tipos principales, aunque, en algunos casos, pueden aparecer tipos mixtos:
- Celulitis fibrosa o dura. Dura al tacto y dolorosa. Suele aparecer en la juventud cuando la firmeza de la piel todavía es muy buena y puede ir acompañada de estrías al romperse las fibras cutáneas que intentan sujetar el aumento de volumen. Está muy localizada, normalmente en las cartucheras (“culotte de cheval” o “pantalón de montar”) y en la parte interna de la rodilla. Con la edad pueden evolucionar a otros tipos.
- Celulitis adiposa o blanda. Los “hoyuelos” en la piel se ven a simple vista (“piel de naranja”), son blandos al tacto y de aspecto esponjoso. Es habitualmente indolora y se caracteriza por el balanceo cuando se realiza algún movimiento. Aparece debido al sedentarismo y la falta de actividad física y va acompañada de flaccidez. Suele aparecer en edades algo más avanzadas cuando ha disminuido la firmeza de la piel. Puede aparecer en distintas zonas, pero predomina en las nalgas y muslos.
- Celulitis edematosa. Se asocia a piernas cansadas, circulación deficiente y retención de líquidos, pudiendo producir con el tiempo aparición de varices. Se localiza principalmente en los miembros inferiores afectando tanto a los muslos como a las pantorrillas dando el aspecto de “pierna en poste”. Ocurre cuando predomina el componente vascular y puede darse en mujeres de todas las edades aunque se inicia en la juventud.
En este artículo sólo hemos podido contestar a parte de las preguntas inicialmente planteadas. En posteriores, contestaremos a las que quedan: ¿cómo se produce la celulitis? ¿Podemos solucionarla?
Dr. J.P. Fernández Corbelle (Doctor en Medicina y Cirugía)
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Dr. J.P. Fernández Corbelle (Doctor en Medicina y Cirugía)