No se equivocan quienes creen que el debate que se ha abierto tan torpemente en el interior del PSOE sobre los candidatos de Madrid, puede, a la larga, favorecer un movimiento de reactivación de una militancia adormecida como consecuencia de los efectos políticos negativos que han provocado la crisis y las medidas de ajuste para combatirla entre los militantes socialistas.
El debate, tal y como está planteado, es cierto que no deja de ser nominalista y para un fin muy concreto:dirimir entre Gómez y Jiménez, pero encierra cuestiones de fondo enormemente sugerentes. Algunas preguntas pueden señalar el camino de la reflexión.
¿Está el PSOE preparado para un debate interno que trascienda en contenidos a la cuestión de las encuestas tan proclamadas y tan poco conocidas?
¿Es éste el momento de abrir un asunto que, a la larga, afecta a la unívoca concepción de la política que hay que hacer desde el PSOE?
¿Habrá debate de ideas y de proyectos para desbancar al PP en Madrid y gobernar en la Comunidad?
¿Están los militantes en condiciones de asumir la responsabilidad de enfrentarse a la decisión de contradecir la voluntad del presidente del Gobierno?
¿Es éste el principio del fin de la hegemonía política de José Luis Rodríguez Zapatero en su partido?
¿Pesará en la elección de los militantes el giro del Gobierno y el enfrentamiento con los sindicatos?
¿Que harán los afiliados de UGT que en esos días estarán trabajando por la huelga general que se llevará a termino tan sólo una semana antes de la elección en primarias?
¿Será esta campaña interna la primera demostración de fuerza de quienes se oponen al férreo control del partido que ha mantenido la dirección socialista?
¿Se habrá dado inicio al liderazgo de Tomás Gómez como adalid de la independencia de criterio a la hora de decidir lo adecuado para una comunidad autónoma?
Acostumbrados como estábamos a que las disensiones se manifestaban exclusivamente en el PSE o en el PSC, la federación de los socialistas de Madrid ha iniciado el camino de su autodeterminación. No contaba con ello la dirección socialista que no calculó la fortaleza del secretario general de Madrid, y de quién se esperaba sencillamente un correcto paso atrás y una salida digna.
Gómez ha estado durante meses explicando su voluntad de presentarse y nadie lo ha tomado en cuenta. Él mismo se iba cerrando las puertas a una salida más allá de la candidatura a la presidencia regional y nadie tomó nota de ello hasta que ya ha sido demasiado tarde. Y no habrá ayudado a ello, desde luego, la sorprendente rueda de prensa del presidente en León. Así las cosas, el pacto se hizo imposible.
No se han hecho las cosas bien en el PSOE -en eso estarán todos de acuerdo – y ahora tendrán que hacer de la necesidad virtud consultando a la militancia. Y las primarias internas, como ya quedó claro con Borrell y Moran, son de resultado imprevisible.