En consecuencia, el documento «quedó abortado en las circunstancias actuales, pero el Gobierno no tiene una negativa en el sentido de considerar una solicitud debidamente formulada», añadió López.
Zelaya confirmó que se ha estado negociando el salvoconducto y que aún no lo tiene, pero aseguró que no quiere ni acepta asilo político «de ningún país ni de nadie».
«Yo no pido, no solicito, no quiero, no acepto asilo político, absolutamente, de ninguna sociedad, de ningún país, ni de nadie», afirmó Zelaya a Radio Globo de Tegucigalpa.
El depuesto mandatario confirmó, sobre la autorización para salir del país, que «eso es lo que se ha estado hablando desde hace varios días, desde hace bastantes horas».
«Pero yo no puedo pronunciarme ahora porque yo no tengo ningún salvoconducto, ningún documento, ningún tipo de declaración oficial del Gobierno de facto, y hasta que no lo tenga no puedo pronunciarme al respecto», apuntó.
Zelaya, derrocado el 28 de junio pasado, insistió en que él sigue siendo el presidente legítimo de Honduras y que su mandato termina el 27 de enero de 2010.
México llegó a enviar un avión
Según la solicitud divulgada por la Casa Presidencial, el Gobierno de México envió la noche del miércoles un avión para llevar a Zelaya hacia ese país, pero el canciller del presidente de facto, Roberto Micheletti, dijo que a última hora fue desviado a El Salvador, tras la negativa del salvoconducto.
El Gobierno golpista también había ofrecido un avión y «llegó un momento en que así se estaba manejando la cosa; sin embargo, cuando se formalizaron los documentos se produjo un ‘impasse’ y fue imposible superarlo», agregó López.
El comunicado de la Cancillería indicó que «al recibir la solicitud oficial del Gobierno de México se hizo evidente que dicho Gobierno se apartó de su postura original y, en vez, presentó una solicitud no conforme a los requerimientos legales para un salvoconducto por asilo político».
De acuerdo a una primera carta de la Embajada de México, dirigida a la Cancillería hondureña, y distribuida por las autoridades de facto, el Gobierno mexicano informa de que «ha decidido recibir en su territorio al señor José Manuel Zelaya Rosales».
En una segunda misiva, expresada en los mismos términos, siempre de acuerdo con la versión facilitada por el Gobierno de facto, se incluyó a la esposa del derrocado presidente, Xiomara Castro; su hija Xiomara Hortensia, y a Rasel Antonio Tomé, asesor de Zelaya.
Los seguidores de Zelaya muestran su apoyo
Después de que medios locales difundieron las versiones de la posible salida de Zelaya, decenas de periodistas y seguidores suyos se agolparon en los alrededores de la Embajada de Brasil, donde policías y militares reforzaron la vigilancia.
La Policía instaló una tanqueta con lanzadera de agua y ha intentado desalojar a los manifestantes que, sin embargo, siguen en el mismo sitio, gritando consignas como «Queremos a Mel», «Mel aguanta que el pueblo se levanta» y otras.
Un periodista del estatal Canal 8 de televisión fue hostigado y lanzado al suelo por algunos seguidores de Zelaya.
Una fuente cercana a Zelaya por teléfono desde la Embajada de Brasil que «el presidente no ha pedido asilo, hasta este momento no ha empacado maletas», aunque señaló que tenía «conocimiento de que Rasel Tomé (asesor del depuesto gobernante) sí ya ha hecho algunas maletas».
«El ambiente es muy tenso aquí en la Embajada por la noticia que ha trascendido» sobre el viaje de Zelaya, añadió.