El Tíber y su afluente el Aniene ya han causado inundaciones en el norte y sur de la provincia de Roma en áreas no urbanizadas y sin graves consecuencias.
«El peligro parece haber pasado, pero estamos preocupados ante la nueva perturbación atmosférica que llegará el domingo y que durará hasta el martes», explicó el jefe del cuerpo de bomberos de la capital, Antonio Gambardella.
Recomendaciones
El alcalde instó a los ciudadanos a no usar el automóvil si no es estrictamente necesario y a permanecer en sus hogares, sobre todo el sábado, cuando se prevé que seguirá lloviendo en la capital. Además, recomendó no acercarse demasiado a las proximidades del Tíber, a cuyos márgenes y puentes han acudido cientos de romanos y turistas para observar la espectacular crecida.
La atención se concentra en la Isla Tiberina, situada en medio del río, donde se encuentra el hospital Fatebenefratelli, que ha proseguido con su actividad y que comunicó que el nivel del Tíber tendría que subir otros dos metros para entrar en estado de alerta y pensar en posibles evacuaciones.
Algunos puentes que atraviesan el río han sido cortados al tráfico como medida de precaución, lo que está originado importantes problemas de circulación en el centro de la ciudad. Dos de los arcos del puente de Sant’Angelo se encuentran parcialmente obstruidos por dos barcazas de las que se utilizan para las excursiones turísticas por el río, y que debido a la crecida fueron arrastradas por la corriente.