domingo, mayo 19, 2024
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La lírica de Carreras y el flamenco de Baras, fusión irresistible

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El monumental teatro Royal Albert Hall de Londres, cuya estructura circular recuerda a un coso taurino, se rindió al tenor Carreras y a la bailaora Sara Baras, que -ora a dúo, ora en solitario- demostraron a los puristas que ópera y flamenco pueden darse la mano en una simbiosis artística que embruja al respetable.

Además, el concierto se celebró por la noble causa de recaudar fondos de ayuda contra la leucemia, enfermedad diagnosticada al tenor catalán en 1987, cuando se hallaba en la cumbre de su carrera. Tras su recuperación, Carreras se sintió «en deuda con la ciencia y la sociedad», y creó una fundación que trabaja «con entusiasmo y determinación para combatir esa devastadora enfermedad», según confesó el maestro en el prólogo del programa de la gala.

Con ese emotivo trasfondo, el espectáculo arrancó con una primera parte protagonizada por el tenor y la bailaora, que interpretaron al alimón -él con su portento de voz, ella al baile y con mantón de manila- la danza española para piano «Andaluza», de Enrique Granados. La audiencia vibró con el taconeo de Sara Baras, que, magníficamente arropada por su Ballet Flamenco, hizo temblar el tablao del escenario con su «taca-taca-taca-taca», un terremoto de arte y sentimiento que se ganó el «¡bravooo!» unánime del teatro.

Emocionante resultó también escuchar a Carreras entonar «Lejana tierra mía», el popular tango de Carlos Gardel, acompasado por el piano del italiano Lorenzo Bavaj. La buena química entre el tenor, muy querido por el público británico, y la bailaora gaditana, muy respetada en el londinense Sadler’s Wells, templo de la danza en el Reino Unido, culminó con una versión a dúo del «Concierto de Aranjuez», de Joaquín Rodrigo.

Invitado especial y «Adeste Fideles»

Después del descanso, la lírica se adueñó del Royal Albert Hall y salió a escena la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa, acompañada por la orquesta Sinfonía Ciudad de Londres y el Coro Sinfónico de Londres, conducidos por la batuta de David Giménez, a la sazón sobrino de José Carreras. Carreras, miembro de los legendarios «Tres Tenores» (él, Plácido Domingo y el ya desaparecido Luciano Pavarotti), ya grabó en 1985 con Te Kanawa, bajo la dirección musical de Leonard Bernstein, una emblemática adaptación del musical «West Side Story».

Precisamente del musical, el maestro español y la soprano -espléndida con un glamouroso vestido rojo- cantaron la melodía «Tonight», en un mano a mano nostálgico que recibió cálidos aplausos de los espectadores.

Uno de los momentos estelares de la velada fue descubrir al «invitado sorpresa» de la noche y, en palabras del artista español, «qué mejor invitado sorpresa que (el tenor mexicano) Rolando Villazón», quien se derritió en elogios hacia el «maestro Carreras». Descifrado el enigma, el público cayó en silencio, los tenores pusieron su talento al servicio de la interpretación conjunta de «Musica proibita», de Stanislao Gastaldon, y tal prodigio fue ver al dueto en acción, que volvieron a tronar los «¡bravooo!».

Con la concurrencia ya en pie, Carreras, Kiri Te Kanawa, Villazón y el barítono danés Johan Reuter (otra de las estrellas de la gala benéfica) aprovecharon la proximidad de la Navidad para despedirse con un villancico, el célebre «Adeste Fideles». Al final se recaudó un millón de libras (unos 1,13 millones de euros), que se destinará a la Fundación Internacional José Carreras para la Lucha Contra la Leucemia, así como a Mencap, una organización británica de ayuda a la personas discapacitadas.

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