sábado, mayo 18, 2024
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La más que probable suplencia de Iniesta en 2016 desatará otra guerra mediática

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La salida modélica de Xavi Hernández contrasta con el año rocambolesco que ha vivido Iker Casillas. El capitán culé se va con galones de héroe, mientras que el madridista sale desposeído de sus indudables méritos pasados por un amplio sector del madridismo. La diferencia entre uno y otro estuvo en la naturalidad con la que uno terminó aceptando el banquillo y la campaña mediática que muchos palmeros encabezaron para que el otro jugase por palmarés.

Así las cosas, el centrocampista tuvo la suerte de ser un jugador de campo, por lo que el entrenador se las pudo apañar para quitar a unos y a otros para meterle de vez en cuando. En cambio, el guardameta siempre es consciente de que si hay un solo futbolista que está mejor que él, su rival por la posición, queda condenado a la suplencia.

Además, la afición y la prensa vive demasiado de los convencionalismos y no entiende que alguien tome caminos diferentes. Ancelotti quiso rotar con un portero para la Liga y otro para las copas y terminó llevándose más críticas por no apostar por ninguno de los dos. A nadie le valía con una decisión justa para las dos partes porque en esta guerra había dos bandos radicalmente enfrentados.

No obstante, esto puede ser solo el principio de una serie de batallas independientes libradas por la misma razón: los campeones de ‘la Roja’ en el Mundial de 2010 se hacen mayores y a todos les llegará su momento tarde o temprano. El problema es que sus grandísimas actuaciones y sus vínculos personales con la prensa producen que los periodistas les defiendan como si estuvieran hablando de sus propios hijos.

Llegará el momento de Ramos, de Piqué o de Busquets, pero el que más tiene que temer es Andrés Iniesta. El de Fuentealbilla tiene 31 años, pero es víctima de una especie de mal que azota solo a los equipos españoles. Giggs y Pirlo pueden jugar hasta que rocen la jubilación para cualquier otra profesión, pero los futbolistas de la Liga tienen que decir adiós mucho antes, en parte porque son talentos precoces y en parte porque la presión consume aquí mucho más que en cualquier otro lugar del mundo.

Muchos se empeñarán en defenderle, pero es indudable que Iniesta ha dado un bajón impresionante este curso y el pasado tampoco brilló como hace dos. Achacan su menor influencia en el juego al cambio de posición al que le ha sometido Luis Enrique, pero el autor del gol más importante del fútbol español está condenado a jugar ahí dos años más, por lo que las expectativas de futuro no son demasiado amplias.

Los números no engañan

Su temporada 2014/2015 ha sido francamente decepcionante en números y en sensaciones. Neymar y Suárez le han comido el terreno como lugartenientes principales de ‘la Pulga’. Iniesta solo ha dado un pase de gol en toda esta Liga y cinco en Champions. Esto demuestra que su talento cae ya a cuentagotas, aunque salga a borbotones en la noche en la que el frasco se destapa. El ‘8’ hizo una final de Champions sublime, sobre todo en los primeros minutos. Recordó al centrocampista que mereció un Balón de Oro (seguramente más que Xavi).

En cualquier caso, Iniesta no es sospechoso de reservarse para las grandes citas como hizo Messi en 2014. Su inconveniente a su relativamente temprana edad es que ha perdido la regularidad y cada vez aparece con menos frecuencia. No es un mal jugador ni lo será con 50 años, pero para jugar en el Barcelona necesita hacerse notar mucho más.

La prueba está en que los responsables técnicos culés ya buscan un hombre para reforzar su posición. Tras la salida de Xavi necesitan un centrocampista, lógicamente. Pero no están buscando nombres de perfiles bajos, en parte porque las inminentes elecciones animan a grandes fichajes propagandísticos.  Y en el Madrid y en el Barcelona siempre suelen jugar los fichajes mediáticos, por lo que habrá que hacerles sitio como sea.

Rakitic ha rendido mejor que el nuevo capitán azulgrana este año y Busquets juega algo más retrasado. Pogba podría jugar de pivote puro, pero Gündogan, que aceptaría con más gusto estar en el dique seco hasta enero, no está tan acostumbrado a desenvolverse como hombre ancla en el centro del campo.

Por suerte para Iniesta, Luis Enrique es un entrenador que apuesta por las rotaciones y lo hará con más fuerza el año que viene con el aval de los títulos (por algo el manchego quería que siguiese en el cargo). Todos jugaran muchos minutos de calidad hasta que llegue la fase decisiva del campeonato. Entonces el asturiano decidirá y puede que más de uno ponga el grito en el cielo porque para ellos un gol de hace cinco años vale más que las sensaciones de los últimos partidos y entrenamientos. Ya veremos si es verdad lo que dijo Guardiola sobre él cuando opinó que “es tan bueno que era imposible no ponerlo” o el tiempo también pasó para el futbolista con el mejor uno-dos de la historia del fútbol patrio. No obstante, la desgracia añadida que puede tener Iniesta es que le defiendan más los medios de Madrid que los de Barcelona, con lo que todo ello puede conllevar para su popularidad.

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