martes, mayo 21, 2024
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Muñoz Molina lamenta que la crisis «reverdezca el desprecio por el conocimiento»

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La capital del Principado de Asturias, Oviedo, ha celebrado este viernes la trigésimo tercera ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, en la que la crisis y sus consecuencias han marcado esta edición tanto en la calle, donde se han concentrado cientos de manifestantes, como en los discursos del Príncipe de Asturias, el escritor Antonio Muñoz Molina y la socióloga Saskia Sassen.

Uno de los momentos más emotivos de la gala ha sido la recepción por parte de los representantes de la ONCE del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, ante la alegría con la que la pequeña Liv Parlee Cantin recogió el galardón de manos del Príncipe, que le dedicó una caricia. Además, está fue la primera ocasión en la que un animal estuvo presente en la ceremonia, ya que María Cristina Lucchese estuvo acompañada de su perra guía ‘Brizzy’.

Especial significado tuvo también la efusividad de los científicos de la edición al recoger los premios, tanto de los investigadores del Instituto Max Planck, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional; como de Peter Higgs, FranÇois Englert y Rolf-Dieter Heuer, de la Organización Europea para la Invertigación Nuclear-CERN, galardonados en la categoría de Investigación Científica y Técnica.

El inicio y el término de la cita estuvieron marcados un año más por una amplia concentración contra los recortes en la Plaza de la Escandalera, en las inmediaciones del Teatro Campoamor que, entre banderas republicanas, se mezcló con quienes se acercaron para ver de primera mano a los protagonistas de esta edición.

Fuertes medidas de seguridad

Los Príncipes y la Reina fueron los últimos en entrar en el Campoamor entre fuertes medidas de seguridad y cientos de personas, entre observadores y manifestantes. Tras salir del Hotel de la Reconquista en una comitiva de ocho vehículos escoltados por tres motos y un coche policial, los Príncipes y la Reina llegaron minutos antes de las 18.30 horas. Don Felipe con traje oscuro; doña Letizia, con un recogido y vestido verde botella; y doña Sofía con traje de chaqueta en tonos grises.

La gala, que contó con la presencia del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, y el de Educación, José Ignacio Wert –que no hizo el tradicional paseo por la alfombra hasta la puerta principal del teatro, donde se concentraban las protestas–, comenzó con las palabras el presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte y tuvo una duración cercana a la hora y media.

Este año abrió el turno de los galardonados el escritor Antonio Muñoz Molina, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, con un potente discurso reivindicativo ante la atenta mirada de su mujer, la también escritora Elvira Lindo, que se encontraba entre el público. Así, reiteró sus críticas hacía los recortes y la situación de «un país asolado por la crisis donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento».

Así, Muñoz Molina ha indicado que el desaliento ante las incertidumbres del oficio de escribir, el cual ha reivindicado en su intervención, se acentúa más en tiempos de incertidumbres tan amargas como estos. «Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él», ha dicho.

«Es casi frívolo divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar; un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento», ha manifestado el escritor.

Anne Leibovitz defiende el poder de la fotografía

Por su parte, la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2013, defendió el «poder increíble» de la fotografía. «La imagen es cada vez más relevante y tiene más fuerza en nuestras vidas que nunca», sentenció.

Así, Leibovitz ha destacado que la fotografía se inventó «para que cualquier persona, de cualquier clase o posición social, pudiera tener una imagen de ella misma, o de sus familiares y amigos, o de los paisajes y las vistas y las cosas que fuesen importantes para ella», apelando a su poder para compartir experiencias «al margen de las diferencias temporales, geográficas, de educación y de creencias». No obstante, ha matizado que «ser fotógrafo es una elección», remarcando que «el valor de la fotografía como una actividad seria se ha puesto en duda desde la invención de las cámaras». Al respecto, ha señalado que desde su origen se planteó si era arte o no, y tras decidirse que sí lo era, «ahora la pregunta es si la fotografía ha muerto o no».

En su intervención, el cineasta Michael Haneke, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, hizo una profunda reflexión acerca del cine actual y advirtió de sus peligros, porque «ninguna forma artística es capaz de convertir tan fácil y directamente al receptor en la víctima manipulada de su creador como es el cine».

«El cine es un medio de avasallamiento», ha dicho Haneke en su intervención en la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2013 en el Teatro Campoamor de Oviedo. Ha argumentado que el séptimo arte ha heredado las estrategias efectistas de todas las formas artísticas que existían antes que él y que las usa eficazmente. «En eso radica la fuerza del cine y su peligro», ha advertido. Por eso, ha insistido en la necesidad de que los autores tomen «en serio» a los espectadores. «Un autor que no toma en serio a su socio, el receptor, de la misma forma en que él mismo quiere ser tomado, no tiene un interés real en el diálogo», ha explicado.

De esta forma, ha insistido en la responsabilidad a la hora de afrontar el proceso. «¿Quién asume esta responsabilidad? ¿Surge la fundada desconfianza de aceptar el cine como forma artística de esta responsabilidad tan frecuentemente no asumida? ¿La manipulación no es lo contrario de la comunicación? ¿Y no es la comunicabilidad y el respeto ante el tú del receptor una condición básica para poder hablar de arte en general? «, se ha preguntado ante los asistentes.

Además, la socióloga Saskia Sassen, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2013, agradeció el «apoyo activo al saber» que supone el galardón «en un momento en el que el mundo académico está siendo atacado cada vez más».

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