Lo que no pudo lograr la Mafia lo ha logrado un infarto. James Gandolfini, para todos los telespectadores de mundo Tony Soprano, falleció en la madrugada del miércoles en Roa, donde se encontraba de vacaciones para acudir a un festival de cine en Taomina (Sicilia). Según una portavoz del canal HBO, la causa de la muerte del actor, que estaba casado en segundas nupcias con Deborah Lih, con la que tenía dos hijos, había sido un ataque al corazón.
Aunque llevaba muchos años en la profesión, lo que le había encumbrado había sido su papel de antihéroe mafioso en «Los Soprano», serie que le valió tres premios Emmy, un Globo de Oro y varios galardones del Sindicato de Actores. Tras terminar en 2007 las seis temporadas de la mítica serie, Gandolfini realizó varios papeles secundarios en películas como «Asalto al tren Pelham» o más recientemente participó en «Mátalos suavemente» y «La noche más oscura», aunque su intención era volver proximamente a la pequeña pantalla con la serie «Chriminal Justice», «Taxi 22» y «Animal Rescue», de Fox..
Chris Albrecht, ex directivo de HBO ha subrayado que el actor era el «alma espiritual» de la serie, mientras que la propia televisión por cable que lanzó «Los Soprano» emitió un comunicado lamentando el fallecimiento: «Estamos en shock y nos inunda un enorme sentimiento de tristeza por la pérdida de un miembro de nuestra familia. Era un hombre muy especial, cariñoso y amable y nos conmovió durante muchos años con su humildad y su humor».
Con su adiós, HBO pierde a la cabeza más visible de una de las series más exitosas de la historia de la televisión americana. Aclamada por la crítica y seguida masivamente por la audiencia en todos los países en los que se ha emitido, fue designada recientemente como la «serie mejor escrita», según el sindicato de guionistas estadounidense.