sábado, mayo 18, 2024
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Robert Mapphelthorpe en Madrid: equilibrio, sexo, belleza y erotismo

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El pasado 23 de mayo, la galería Elvira González acercó a Madrid un trocito del fotógrafo neoyorkino Robert Mapplethorpe (1946-1989). Ha pasado ya más de una semana desde la inauguración y el éxito está confirmado. “Esta funcionando según lo previsto. Robert Mapplethorpe es un fotógrafo muy querido en España y nosotros hemos traido a Madrid parte de su obra más emblemática. Así que no puede fallar”, explica Isabel Mignoni, directora de la galería madrileña.

Y es que esta es la segunda vez que la galería Elvira González nos trae la obra del fotógrafo a la capital. Hace dos años, abrió sus puertas por primera vez al formalismo clásico disfrazado de underground y a los desnudos con aspecto escultural propios del autor y la fórmula funcionó. “En esa ocasión, la exposición fue comisariada por Pedro Almodóvar y acudió mucha gente. Sabemos que Almodóvar mueve montañas, pero nos quedó constancia de que la obra de Mapplethorpe tiene mucha repercusión aquí”.

Puede ser que el éxito del fotógrafo resida, precisamente, en que él no se veía a sí mismo como un fotógrafo profesional, sino como un amante de las polaroids y de lo imprevisto. “Busco lo inesperado, busco cosas que no haya visto antes”, solía decir.  No tuvo una cámara profesional hasta bien entrados los setenta cuado comenzó a percibir la fotografía como único medio de expresión. Antes, incluía las fotográfias que escupía su polaroid en sus pinturas y obras de arte. “No me gusta la fotografía en sí, me gusta el objeto, la fotos cuando las tienes en la mano”, explicaba.

Su etapa más madura como artista fue en la década de los 80, cuando su obra dio un giro evolucionando hacia el refinamento y la acentuación de la belleza clásica. Son precisamente esas imágenes las que recoge la exposición, 32 de sus obras realizadas entre 1980 y 1989. “Sobre todo desnudos masculinos, flores, bodegón y retratos de una de sus modelos más habituales, Lisa Lyon.”, explica Mignoni.

Un año antes de su muerte creó la Fundación Robert Mapplethorpe como “vehículo apropiado para proteger su trabajo y promover las causas que le importaban”. Desde su muerte, la Fundación no sólo ha sido su patrimonio oficial. También ha ayudado a mover su trabajo por todo el mundo y a recaudar fondos para la investigación médica en la lucha contra el sida. Robert Mapplethorpe murió en 1989 en un hospital de Boston por complicacines derivadas del VIH, probablemente sin ser consciente de la magnitud de su obra.

La polémica que ha marcado toda su trayectoria, incluso después de su muerte, no es casual. Robert eligió la temática homosexual en sus obras calificadas de homoerotismo con las que retrataba a actores pornográficos e incluso miembros de la comundiad sadomasoquista underground. Eso ha conseguido que veinte años después de ese 9 de marzo que le dio el último adiós, siga llenando las paredes de multitud de galerías y exposiciones como icono de la lucha por la tolerancia.

De hecho, ha sido después de su muerte cuando hemos conocido algunos de los trabajos más provocadores del artista. The Perfect Moment ha sido su colección más perseguida. Fue censurada en la Corcoran Gallery, la galería artística más grande de Washington. Años después se supo que alguno de sus retratos habían disgustado a los miembros del Congreso.  

“Me dediqué a la fotografía porque se me antojó como vehículo perfecto para ilustrar la locura del mundo actual”. Y eso es precisamente lo que Robert Mapplethorpe reflejaba en sus fotos: el mundo actual y la locura. Sin prejuicios, sin olvidar la belleza y el equilibrio, convirtiéndose así en un mito de la revolución sexual. 


Shiwa Montesgo

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