viernes, abril 26, 2024
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La Virgen se ha portado

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Corría el mes de junio de 2012, el peor momento de incertidumbre económica, cuando en una visita al Ayuntamiento de Almonte la ministra de Empleo, Fátima Báñez, se encomendó a la Virgen del Rocío para que arreglara el paro y la crisis. Aquella decisión de encalomarle a una figura de palo su trabajo le valió a la ministra muchas críticas y ataques personales. Pasados cuatro años, y a la vista de que Mariano Rajoy ha decidido renovar a Báñez en el cargo, sería comprensible pensar que su gestión ha sido exitosa. Procede pues comprobar si la Virgen le hizo caso.

El mercado laboral saludó este jueves al nuevo Gobierno con un aumento del paro registrado de 44.685 personas y con una fuerte subida en la afiliación a la Seguridad Social, que ganó en octubre 101.335 cotizantes. Una de cal y una de arena en un país donde la actividad crece a buen ritmo pero ese avance no repercute en mejoras para los trabajadores. La tasa de desempleo aún es del 19,3%, casi el doble de la media de la zona euro y la segunda más alta del continente por detrás de la quebrada Grecia.

Los incrementos paralelos del número de parados y de cotizantes parecen contradictorios pero no lo son en una economía aquejada por dos grandes males: la escandalosa rotación y el exceso de temporalidad que sufre una mano de obra asalariada habituada a encadenar contratos temporales –muchas veces precarios- durante largos períodos salteados por paréntesis de inactividad.

El Ministerio de Empleo prefiere ver el vaso medio lleno y se aferra al aumento de cotizantes para defender la validez de sus políticas. Cierto que el sistema tiene 101.335 afiliados más, pero hay que destacar que de nuevo es un avance causado por factores de temporada, en este caso por el comienzo el curso escolar, que ha disparado los contratos en la educación.

Si se observa el cuadro general, ningún analista serio puede estar satisfecho con el panorama que anticipa la evolución actual de la contratación. De los más de 1,8 millones de contratos firmados en octubre en toda España sólo el 8,9% (unos 166.000) son fijos. Y lo que es más preocupante: en lo que va de 2016 se han firmado 16,5 millones de contratos, cifra que supera ya al total de asalariados por cuenta ajena inscritos en el régimen general de la Seguridad Social. Para cuando acabe el año se habrán suscrito más de 20 millones de contratos, sin que ese dinamismo en la contratación sirva para arreglar el paro desbocado.

La conclusión es obvia: la economía española crea muchos puestos de trabajo, pero la inmensa mayoría son de una calidad tan baja y están tan vinculados a factores de temporada que se destruyen con la misma intensidad y rapidez que se generan.

Por otra parte, la precariedad también ha crecido y eso se traduce en demasiado empleo a tiempo parcial involuntario y en sueldos que no dan para vivir. Es la consecuencia de la reforma laboral aprobada en 2012, que además de sacrificar la estabilidad y seguridad del empleo en el altar de la productividad y la flexibilidad mal entendidas, trajo un debilitamiento en la capacidad de negociación de los trabajadores frente a los empresarios. Al tiempo, los menores costes laborales propiciaron aumentos en los sueldos de los directivos, del número de millonarios y de los márgenes empresariales. Factores que alejan cualquier posibilidad de sentar las bases de una recuperación sólida, comprometen la paz social y el futuro del estado de bienestar, en particular del sistema de pensiones.

De cara al futuro, Rajoy y Báñez harían bien en tomar nota y situar la creación de puestos de trabajo de calidad en el centro de sus objetivos. Urge atajar la temporalidad, fomentar las políticas activas de empleo y tomar medidas para mejorar los sueldos y la renta disponible de las familias si no quieren que este panorama sombrío pase factura a la cohesión social.

Por lo demás, como cada cual cuenta la feria según le ha ido en ella, dejo al criterio del lector juzgar si la Virgen del Rocío se ha portado bien o no. Seguro que Báñez, que ha logrado conservar su empleo, cree que sí.

César Calvar

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