sábado, mayo 18, 2024
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Poco pan y mucho circo

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Ya lo decía Juvenal en su Sátira X: “panem et circenses”, qué fórmula tan sencilla para mantener al pueblo tranquilo; una de las más antiguas formas de populismo que aseguraba estómagos relativamente saciados y entretenimiento a base de espectáculo, para tener las conciencias felizmente adormecidas mediante la anestesia de la arena, el hierro, el sudor y la sangre de gladiadores y mártires. Si el poeta romano pudiera observar la actualidad, comprobaría que desde aquel año 100 A.D., hasta nuestro 2016, las cosas, desafortunadamente, no han cambiado tanto. Más de dos mil años después, seguimos retorciendo el pan y alentando el circo.

Estas últimas semanas, estamos asistiendo a un espectáculo que nada tiene que envidiar a los circenses de los tiempos de Julio César. Un circo de tres pistas, con las actuaciones estelares de Pedro Sánchez (en la pista central) y de Albert Rivera y Pablo Iglesias.

Parece irónico que el Partido Popular, a pesar de haber ganado las pasadas elecciones, haya sido confinado a la porta pompae, ya que los otros tres grupos políticos han decidido bloquear cualquier tipo de conversación con Mariano Rajoy, para ver si en el plazo que establece la ley, son capaces de ponerse de acuerdo entre sí, y formar gobierno. El calendario avanza y los tiempos se van agotando, mientras, Sánchez, Rivera e Iglesias, escenifican una y otra vez un sainete lamentable, en el que se cruzan acusaciones y se representan paseíllos y pactos a tres bandas.

El miércoles el Congreso se transformó, de nuevo, en un circo. Los distintos grupos políticos urgían al Gobierno en funciones, a que diera explicaciones sobre los acuerdos y negociaciones llevados a cabo en el seno de los últimos Consejos Europeos. Eximido de toda obligación, precisamente por hallarse en funciones,  fue el propio Mariano Rajoy quien, a petición propia,  compareció ante el Pleno del Congreso.

Pero, ¿conoce la opinión pública el contenido de las explicaciones que el presidente del Gobierno ofreció en relación a los citados Consejos Europeos? Me atrevo a responder, probablemente en nombre de muchos ciudadanos, que no… Y ¿saben por qué? Porque el asunto que tanto urgía conocer a los distintos grupos políticos, quedó relegado a un segundo plano, cediendo todo el protagonismo al espectáculo de acusaciones, rifirrafes y gestos  precocinados que se vivió en el Congreso.

Fue el circo donde se representó la batalla del “todo contra todos”. Y, así, mientras Pablo Iglesias acusaba a Ciudadanos de “cuñadismo ideológico” con la extrema derecha, -después de que se presentaran a las elecciones europeas junto con el partido ‘Libertas’, Rivera le replicaba que a lo mejor el “cuñadismo” consistía en colocar a novias, amigos y familiares en los puestos de las administraciones.

El debate se transformó en un cruce constante de acusaciones a cuenta de la demagogia sobre  los derechos humanos y de la presunta financiación ilegal por parte de los regímenes de Venezuela e Irán al partido podemita. Sobre la arena del hemiciclo, cada céntimo de los más siete millones de euros que la fundación CEPS (vinculada a Podemos) cobró de Chávez,  cortaron de un tajo el prepotente discurso de Pablo Iglesias, jaleado por los diputados de la bancada podemita, como si del afilado hierro de una espada romana se tratara. Y es que… quien a hierro mata, a hierro muere.

Mucho circo y poco pan, porque mientras en Europa el gobierno del Partido Popular en funciones, sigue trabajando y decidiendo medidas y acciones importantes, en casa, PSOE, Ciudadanos y Podemos siguen enfrascados en un teatrillo que no conduce a nada, y que a medida que consume los tiempos, va jugando contra los intereses de España.

No ofrecen nada constructivo que contribuya a multiplicar el pan, solo propuestas que pretenden dilapidar la tarea del gobierno anterior. Un gobierno que algunos pretenden demonizar, en interés propio, pero que ha  supuesto “el gran cambio” real para nuestro país. El cambio hacia la recuperación económica y el desarrollo, el cambio hacia la  renovación de nuestro prestigio internacional, el paso de una posible intervención a liderar el crecimiento de empleo en Europa.

El poeta Décimo Junio Juvenal escribió dieciséis poemas que recopiló en cinco libros, en los que rebosaba la sátira con sabia maestría. En la Sátira V, mientras describe el acontecer cotidiano de un día en la ciudad de Roma, descubre al lector cómo observando de cerca la actividad de un orador, aprecia que la vehemencia con la que declamaba provocaba salivazos en la pechera de su toga. ¡Cuánto podía haberse inspirado en nuestro tiempo! Hoy, la vehemencia con la que algunos representantes políticos se manifiestan, provoca el mismo efecto, no sobre su toga, sino sobre nuestra Constitución, nuestra democracia, nuestra libertad y nuestra unidad… Lo dicho, poco pan y mucho circo.

 

Borja Gutiérrez

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