lunes, mayo 27, 2024
- Publicidad -

Fogonazos

No te pierdas...

El Madrid, por mucho que mire al extranjero, no encuentra contendientes a su altura. No sólo es el nombre, ni la panoja, es la estructura del equipo que ha integrado todas las culturas precedentes. Desde lo de Modric, el engarce de las piezas no es tan preciso y el equipo ha ido abandonando lo sutil para abrazar la contundencia. Este martes salió vestido con el dragón y con la intensidad pintada en la cercanía de las líneas. Inmediatamente, Carvajal encontró a Karim en el área y Cristiano remató al único sitio donde podía estar el portero. Era el minuto tres y el Madrid lo vio tan fácil que a partir de ahí se dejó llevar río abajo por la fuerza de sus delanteros y su infinita capacidad de fuego, sin reparar en el oponente, esforzado, voluntarioso y conmovedor en su falta de talento.

Marcelo se dedicó a fingir todo el partido. Parecía que defendía y sólo empezar le hicieron un ocho, tomaron la línea de fondo y el balón se paseó ingrávido en las narices de Casillas. En ataque todos sus balones iban directos al desagüe, con la ayuda de Isco, que perdía una pelota de cada dos, miraba con fastidio hacia atrás y suspiraba cuando el delantero rival se estrellaba contra la pared que construyeron hace tiempo pepe y ramos, muralla infranqueable y en la que acaban rebotando todas las ilusiones de los rivales. El Madrid se fue quedando tan parado como una silla en mitad de un desierto, y sólo Benzema urdía un partido capaz de ser contado. Carvajal se chocó contra un rival al que intentó regatear pasando a través de él y fue falta. Allá se fue Kroos, que parece el niño dios entre la morenez general del fútbol. Y allá se fue Ramos, pendiente de su propio mito como siempre que huele la cercanía de la historia. Cuando todos habían bajado, se elevó el andaluz hacia la luz y estrelló el balón contra la red. 

Sin James y Modric, el juego del Madrid es más obvio y permite el reflujo del oponente

Los mexicanos apelaron a su orgullo y se encaramaron a la chepa del Madrid. La sorpresa es que se encontraron con todos los pasos habilitados hacia Casillas, y sólo su falta de tino y los centrales, impidieron que se reabriera la herida del partido. El Real siguió reposando como si fuera un enorme animal dormido y soltó otro coletazo en el minuto 36. Carvajal siguió una pelota como si fuera un conejo y una vez domada, intentó lo más difícil. Un túnel a las puertas del área que lo abra definitivamente. El lateral, que es de la estirpe de los creyentes, ganó la línea de fondo y puso un centro picado, tan dañino y hermoso, que si es cierto que fue a posta, coloca su figura en un sitio mucho más alto de lo que esperábamos de él. Se coló Karim entre la multitud y puso la puntera con el esplendor suficiente para que la jugada acabara en la red.

De los restos del partido, conviene levantar acta de varios sucesos. Hubo un penalti contra el real, parado por Casillas y una ocasión inmediatamente posterior, en el que el Madrid creyó que estaba jugando al dominó. Un delantero sin nombre enfiló a Iker, que se puso de rodillas y lo abrazó llorando. Nunca se vio tanto respeto a un portero, tanto miedo a gritar un gol contra una nación más poderosa. Bale anduvo por los lugares deshabitados del partido y sólo le enfocó la cámara en su gol de cabeza a pase del portugués. Isco marcó un golazo teledirigido por un niño desde su consola de videojuego. Sin James y Modric, las posibilidades del pase interior se reducen y el peligro llega por las autopistas de circunvalación. El juego del Madrid es más obvio y permite el reflujo del oponente. Casillas extiende su mito delante de los contrarios y estos yerran. No se atreven a perforar el sagrado corazón. Esa turbulencia de pura fe, huyó y ha vuelto de nuevo.

El Madrid suma una victoria más con la maquinaria simplificada. Parece que se van cayendo piezas hasta que llegue un parón y vuelvan a aparecer sobre el césped los vértices que delineaban el juego hasta convertirlo en un fluido rosa. Los argentinos no saben de respeto ni de miedos. El sábado se verá.

CRUZ AZUL, 0-REAL MADRID, 4

Cruz Azul: Corona; Flores, Maza, Domínguez, Pinto; Bernardello (Pablo Barrera, m. 65), Torrado; Rojas, Fórmica, Giménez; Pavone. No utilizados: Yosgart G. (p), Marco Fabián, Allison, Chávez, Loeschbor, Valadez, Vela, Torres, Báez, Aníbal y Castro.

Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Ramos (Varane, m. 64), Marcelo; Illarramendi, Kroos (Khedira, m. 76), Isco (Jesé, m. 82); Bale, Benzema y Cristiano. No utilizados: Keylor (p), Medrán, Coentrão, Chicharito, Arbeloa, Nacho y Pacheco.

Goles: 0-1. M. 14. Ramos. 0-2. M. 36. Benzema. 0-3. M. 50. Bale. 0-4. M. 74. Isco.

Árbitro: Enrique Osses (Chile). Amonestó a Ramos.

40.000 espectadores en el Estadio de Marrakech

Ángel del Riego

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -