lunes, junio 17, 2024
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España declara la guerra a Argentina

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

A estas horas el portaviones Príncipe Felipe se acerca ya al puerto de Buenos Aires cerrando la salida del Río de la Plata al Océano Atlántico. Mientras tanto, los cazas Harrier ya preparan su armamento para atacar las ciudades de Córdoba y Tucumán. 

Los argentinos, que no desean la guerra como los españoles, tienen muy fresca en su memoria cuando ya la agonizante Junta Militar del presidente Leopoldo Galtieri, decidió atacar las Islas Malvinas en un intento desesperado de tapar su mal gobierno y el final próximo de su régimen.

La declaración de guerra de España hacia su país hermano ha sido el último paso que ha dado un enloquecido Sánchez ante el ataque por parte de Milei a su esposa, institución primordial del Estado Español, junto a sus Cortes Generales, el Ejecutivo, el Poder Judicial y la Corona.

Primero fue la retirada del embajador español, medida extrema en los usos diplomáticos, que España ni siquiera tomó cuando el Jefe del Estado o los propios españoles fueron insultados por dignatarios extranjeros.

Seguidamente rompió relaciones diplomáticas aún con el peligro de poner en riesgo las potentes inversiones de empresas españolas en el país andino.

Y finalmente llegó esto, siempre apoyado no por el otro partido de Estado, sino por sus socios de Podemos y Sumar por Argentina cometer el pecado de abandonar la izquierda, y por sus socios nacionalistas, pues, al fin y al cabo, en Argentina se habla español.

Como podrán deducir, toda esta locura que he inventado y jamás deseada por quien cree en la diplomacia, en la convivencia entre semejantes y en las relaciones fraternales especialmente en países con una historia común, es la antítesis de lo que se conoce como la política seria.

En una sobreactuación impostada, arriesgada, irresponsable e infantil, Sánchez ha decidido que la mejor manera de disimular los graves problemas de corrupción que le rodean, y de arrancar la campaña electoral a las elecciones europeas, era declarar “la guerra diplomática” a uno de esos lideres que él encuadra entre el fascismo internacional.

El presidente que, como dijimos hace semanas, se ha dado cuenta que su papel en la vida y su lugar en el mundo, es luchar contra el fascismo del siglo XXI, ha respondido de tal manera al presidente Milei, que no deja de ser un personaje provocador y lenguaraz.

Sin entrometernos en la política argentina porque ellos son soberanos de sus actos, no parece lo más adecuado que un Jefe del Estado abandone su solemnidad presidencial y adopte un tono faltón y mitinero siguiendo la estrategia electoral de quien le invitó, diciendo las cosas que dijo, aunque no sean falsas sus argumentaciones.

Pero sinceramente, a un gobierno acorralado y que solo vende como fin electoral otra vez el parar a la ultraderecha, le ha venido Dios a ver con la intervención de Milei en Madrid. Tampoco podemos obviar, que buscar la confrontación directa con el presidente argentino, era la auténtica razón de las críticas de Oscar Puente acusándole de drogadicto, en su momento incomprendidos sus motivos, y posteriormente, entendidos; coloquialmente podemos decir que picó el anzuelo que Sánchez, por boca de Puente, le puso a Milei.

Así las cosas, es un acierto la posición del Partido Popular manifestada por Feijóo en el acto de presentación del programa del PP para las europeas.

Allí Feijóo demostró una vez más el presidente que se está perdiendo España. El líder que pretende gobernar para todos, que se preocupa por soluciones a los problemas reales de los españoles (muy interesantes sus propuestas sobre los jóvenes, su inserción en el mundo laboral y su emancipación), demostró que somos muchos los que estamos en política para dar respuestas a los desafíos que el día a día nos plantea.

La irresponsabilidad y la estrategia electoral, jugando hasta con las cosas de comer y las relaciones fraternales entre países, se las dejamos a ese PSOE y a ese VOX que cada vez que llegan unas elecciones ya ni se preocupan en esconder lo mucho que se necesitan y lo paralelo de sus estrategias.

Sánchez sabe que sin VOX hoy no sería presidente del gobierno, y VOX sabe que sin las estridencias, el mal gobierno y los disparates del gobierno Sánchez y sus ministros radicales de Sumar, su futuro se tornaría muy negro.

Y en ese bucle estamos, aunque el motivo para el optimismo es que cada vez más españoles se van dando cuenta que la única alternativa que puede desalojar a Sánchez y sus socios de La Moncloa, es la política serena y con altura del Partido Popular.

Nunca seremos los que dicen la mayor barbaridad ni grite más, pero siempre seremos los que damos la respuesta a lo que España y los españoles necesitan en cada momento de la Historia.

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