domingo, mayo 12, 2024
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Vinos eco-ilógicos

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Lo ecológico está de moda y por eso cientos de marcas comerciales están recurriendo a esa etiqueta para vender sus productos. Lo bio parece la purga Benito, te limpia por dentro y por fuera. En fin, que de tanto ir Benito a la fuente, pues se ha roto el cántaro y la UE ha obligado a las marcas a no abusar de este término si no estaba comprobado. Una decisión correcta, ya que hubo un momento que todos los productos eran bios por fuera y vete tú a saber por dentro. Ahora está más regulado, aunque hay un producto que aún sigue racaneando, que es el vino. Un alimento para cuerpo y mente pero que pocos saben que también se puede encontrar con el sello de ecológico, aunque con apreciaciones. No seré yo quien vaya en contra de los vinos ecológicos, pero siendo “puñeteros”, hay que señalar que vinos ecológicos, lo que se dice ecológicos no existen. Es el único producto excluido de las reglas relativas a la agricultura ecológica ya que no tiene una limitación clara de sustancias químicas en su elaboración. El vino puede poner que procede de uvas ecológicas y todo lo que se quiera pero, a la hora de transformarlo en vino, no hay quien le quite aditivos necesarios como el So2, es decir, los sulfitos. Es verdad que la normativa exige que la fermentación sea con levaduras naturales o autóctonas, que la clarificación sea natural con clara de huevo o gelatina, y acepta que se pueda añadir contenidos muy pequeños de anhídrido sulfuroso como conservante o ácido tartárico para corregir la acidez. En el mercado existen vinos que se vanaglorian de no tener sulfitos, aunque muchos nos tememos que sean caldo de cultivo para la oxidación. Hace meses la Comisión Europea quiso poner un poco de orden, limitando el uso de sustancias químicas, pero el sector no estuvo muy por la labor. Al final el asunto se quedó en papel mojado.

Organolécticamente, es decir, en la cata es imposible adivinar si un vino procede de agricultura ecológica o no, cosa que no ocurre en otros productos de la huerta tipo tomates o lechugas. Aunque, por otro lado, es evidente que la filosofía ecológica de respeto al medio ambiente es muy loable y se está haciendo cada vez más necesaria en los tiempos que corren. Eso sí, esta agricultura sostenible, al llegar a la UE se ha convertido en insostenible. Vuelven a jugar al despiste y a no regular claramente este asunto. Es un hecho que cada vez más los consumidores, por una razón u otra, demandan más productos ecológicos. En Alemania, por ejemplo, según un estudio llevado a cabo por la empresa de marketing TNS Emnid-Bielefeld, los consumidores le dan más valor a este tipo de vinos que a cualquier otro. Aunque por otro lado, en España lo ecológico se relaciona con vinos de moda, más caros, como se señala en un estudio de Tendencias e Innovación en el Consumo de Vino en España de la consultora AC Nielsen para el Observatorio Español del Mercado del Vino. Según el informe, el consumidor a la hora de comprar un vino valora más la Denominación de Origen o el tipo de uva que el modo de cultivo o la elaboración. Lo ecológico, por ahora, tendrá que esperar.

 

María D. Nepomuceno

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