viernes, abril 26, 2024
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Yo me sumo al movimiento #15M

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Leo en un periódico de prestigio, de tirada nacional, un titular sobre el movimiento social que se está generando en España en los últimos días: “Miles de personas protestan en Sol por la situación social y política”. Sin ser incierto, también falta a la verdad.

Por curiosidad periodística y vislumbrando que puede tratarse de un acontecimiento histórico, me he pasado por el lugar de la concentración de Madrid. Iba con cierta cautela porque después de las cargas policiales, había mucho furgón azul y agentes del tamaño de armarios roperos.

Es verdad que el núcleo de la concentración lo formaban jóvenes, pero alrededor de ellos estábamos los que ya no lo somos tanto. Unos por trabajo –los menos-y la mayoría por convicción y solidaridad, el caso es que la Puerta del Sol está siendo otra vez emblema de libertad.

En las muchas transmisiones televisivas que he tenido que sufrir del 2 de Mayo como fiesta de Madrid, tanto Leguina, como Gallardón y, por supuesto, Aguirre, aludían metafóricamente a la Puerta del Sol de 1808 como símbolo actual de la lucha de los madrileños contra el terrorismo, la injusticia, la droga…, y así cuantos ejemplos se les pudieron ocurrir en las dos últimas décadas.

Y es que Madrid tiene sus escenarios: las plazas de La Cibeles y Neptuno para las celebraciones futbolísticas, y Sol para las reivindicaciones políticas, sindicales y sociales como es el caso. La diferencia es que esta vez no parece una manifestación de ida y vuelta convocada por organizaciones oficiales, sino todo un movimiento espontáneo que se va contagiando al margen de las ideas políticas y clases sociales.

En la concentración del martes he visto a jóvenes, adolescentes, parejas, matrimonios con hijos; pijos y pasotas, melenudos, barbudos y trajeados como yo; gentes que parecían de izquierdas y de derechas, hasta centristas; e incluso apolíticos.

Aunque Rajoy diga sobre este movimiento que “lo fácil es descalificar a los políticos” y a pesar de que al Alcalde de Madrid y a la Delegada del Gobierno no les guste este ejercicio de libertad, es todo un ejemplo de Democracia al que yo me sumo. Eso sí, sin apellidos. Democracia a secas, como siempre debería haber sido.

A ver si es que quienes sobran son …

Alfonso García

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