sábado, mayo 18, 2024
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La edad

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Va pasando el tiempo y uno reconoce su edad por elementos externos: un espejo, una foto antigua o la cara de algún amigo que hace tiempo no veía. Como yo no he sido lo que se llama un deportista de élite, físicamente no siento mucho la lógica evolución ya que lo que me cansaba cuando era joven me sigue agotando ahora. Un campo de fútbol de hierba siempre me pareció muy grande. Desde pequeñito. Por ello prefería practicar el fútbol de patio de colegio: eso que ahora se llama futbol-sala.

Sin embargo el cerebro va dando avisos. A un aficionado a cualquier música como es un servidor, hace algunos años le empezaron a desagradar ciertos ritmos. Lo que era más sintomático es que no entendía que existiera alguien al cual le pudieran entusiasmar: ya sea el breakdance, el llamado bakalao o los éxitos de algunos artistas.

Desde aquí debo decir que abomino de Lady Gaga y otros/as muchos/as recientes vencedores de los premios MTV. Lo cual sin duda es culpa mía o de mi edad, pues resulta que dichos extraños seres humanos tienen una legión de seguidores y supongo que algún mérito poseerán aunque yo ya no lo sienta. Digo sentir pues esto de la música lo notas en el cerebro, en el espíritu, en el estómago o en manos y pies. Así que si no me afecta en tan variada posibilidad de mi anatomía y sin embargo el artista tiene muchos admiradores, el que falla en esta ecuación soy yo. Uno es un demócrata de toda la vida. A partir de ahí me reconozco en mi generación anterior que tampoco entendían a The Beatles.

Pero esta no es la principal sensación. El ojo informático que todo lo sabe me recuerda constantemente los años que llevo en esta tierra. Me explicaré: por razones obvias (ya que me están leyendo a través de un ordenador) este aparato ha pasado a formar parte de mi vida y sin duda conoce mi edad que es la que más o menos represento en la foto. El resultado es que el spam y lo que no es spam se llena cada día de anuncios de viagra que sinceramente me sientan fatal. Entiéndase que lo que me sienta mal es el anuncio. Lo otro todavía no lo he probado, ni creo que lo haga. Me produce lo que técnicamente se llama yu-yu.

También me sorprende la cantidad de power-points que me envían cotidianamente sobre la vida, su evolución y la resignación ante el final. Con imágenes otoñales, músicas crepusculares y textos solemnes. Ignoraba que gente como Confucio o Tagore habían dedicado tantísimo tiempo a reflexionar sobre el paso del tiempo. Eso en Asia, pero si te vas a la América en general y especialmente la latina, la producción de consejos son inagotables. Con Benedetti a la cabeza. Europeos también los hay en cantidad: en especial los santos. ¿Se han fijado que casi todos los santos y santas son europeos? España por supuesto está muy bien representada.

Así que estoy esperando los consejos de algún escritor australiano o neozelandés que me permita seguir llevando mi madurez con la debida paz interior. Los demás ya los conozco. Pero me temo que allí o no hay escritores o no hay viejos. Algo pasa.

Tendré que ir a comprobarlo.

Paco Fochs

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