En este páramo de ilusiones con grave deterioro cultural, económico y político en el que estamos convirtiendo a nuestro país, parece que solo nos movilizamos con los éxitos deportivos o por los avatares de una señora que se deja llamar “princesa del pueblo”.
Como supongo ya saben, dicha princesa ha descubierto una infidelidad de su marido lo cual no es que sea muy habitual pero tampoco original en eso del “show business”. Ello ha provocado una reacción popular e incluso debates sobre cómo debería actuar la señora agraviada, en especial si debería perdonar o no al marido infiel y (añado) “presuntamente” tonto, ya que la criatura en una humillante y patética aparición pública en Tele5 corroboró estos hechos y confirmó que había rechazado una supuesta oferta de otra cadena (se presume que es Antena3) de 500.000 Euros, que son 80 millones de pesetas y no me hagan realizar el cambio en escudos o maravedíes, pues Cervantes se levanta y nos corre a todos a bastonazos con su único brazo útil.
Dando vueltas y más vueltas a este vulgar asuntillo de pareja, las cadenas televisivas citadas han alcanzado conjuntamente el viernes pasado aproximadamente un 40% del share, lo cual son palabras mayores y desmoralizadoras.
Por mi parte la parejita puede hacer lo que quiera, solos o en compañía del representante de ambos el cual también se ha soltado el pelo y aparece cuando menos te lo piensas. Dicho señor está a punto de conseguir el sueño de cualquier manager: representarse a sí mismo.
Pero el asunto tiene más enjundia. El tema es el titular: una gran invasión. Se dice que las guerras ya no son como eran. Lo de los tanques y las ametralladoras es un anacronismo reservado para otros lares. Actualmente las guerras se dirimen en el espacio a través de terrorismos varios, transacciones económicas, lavados de cerebro, manipulaciones, desinformaciones o una infinidad de malas prácticas. Entre ellas la televisión. Ella, por lo visto, logra contagiar una peligrosísima “tontuna” a toda una sociedad.
Por ello deseo alertar, con humor y también cierta preocupación a la ciudadanía, instituciones del estado, gobierno, oposición y a todos los partidos políticos sobre el hecho de que estamos siendo invadidos por todo lo que representa Berlusconi, su forma de vida y su escala de valores. Tiempo al tiempo.
Como no cambien de canal o canales un nuevo Napoleón nos acecha. Esta vez la amenaza viene de Italia donde ya han conseguido convertir a un pueblo culto y creativo en una sociedad con encefalograma plano, en la cual nadie reconoce que ha votado esta opción. Pero lo votan. Aquí los síntomas ya comienzan a ser muy evidentes.
Paco Fochs