sábado, mayo 18, 2024
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Terrorismo callejero

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Vuelven los incendios callejeros, el destrozo de automóviles, el fuego en contenedores de basura, la amenaza y el afán de amedrentar a los ciudadanos y están en el País Vasco analizando la mierda en los laboratorios para saber si eso es kale borroka, terrorismo callejero sin denominación de origen, gamberrismo radical o consecuencia del abuso de alcohol. Atacan y amenazan a un ciudadano en Bilbao, acusándole de ser “confidente” de la Policía (es decir, acusándole de poner en conocimiento de la Policía la comisión de delitos) y siguen en el País Vasco, como entomólogos de la podredumbre, devanándose la cabeza, con aire de analistas preocupados, si está detrás de todo esto el conglomerado etarra, que todos saben que incluye a la llamada Izquierda Abertzale o las cosas aparecen como por ensalmo sin paternidad reconocible. O si hay dos ETA, como si esto fuera un consuelo: una que se prepara para actuar si no se le da la razón y otra que actúa porque no se le da la razón, una que espera a ver si la Batasuna ilegalizada hace lo que se le dice y otra que presiona para que haga lo que se le dice. Y una Batasuna que, con el cinismo tradicional, dice que apuesta por las “vías políticas” sin desligarse de la banda, ni condenar su actividad ni querer pronunciarse sobre este rebrote de violencia. Es decir, sabiendo que este lío le conviene.

Eusko Alkartasuna, que sostiene el acuerdo más estrambótico de su estrambótica historia con Batasuna, pide el fin inmediato de estas acciones violentas “vengan de donde vengan”, algo que recuerda aquel viejo chiste de Forges en el que uno de sus monigotes condenada la violencia “venga de donde viene”. Paradójicamente, el PNV nos devuelve a una realidad en la que el PP insiste: si el departamento de Interior del Gobierno vasco empezó teorizando sobre el gamberrismo festivo o ha terminado en la confusión es porque este rebrote de la violencia estropea la postal de costumbrismo pacífico. Las víctimas a las que hay que honrar han de sumarse a las víctimas a las que hay que proteger. Urkullu, con sencillez que hay que agradecer, reconoce que su partido ha tenido contactos con dirigentes de Batasuna “que quieren hacer política” y que no les han transmitido ninguna confianza.

La violencia, por tanto, viene de donde viene. Y desde donde viene ni se impide ni se condena. Desde allí, más bien, se debe contemplar con satisfacción. mientras se quejan de que se les criminalice, cómo se enredan algunos.

Germán Yanke

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